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Ni siquiera me había puesto a escribir este artículo y ya habían avisado en la redacción de que la fuente del Padre Turia estaba repleta ... de espuma, un clásico del vandalismo en Valencia. Estas Fallas no están siendo muy diferentes de las padecidas años anteriores en cuanto a la falta de respeto por el patrimonio histórico.
Lo sucedido en la fuente más vista de Valencia obligará a vaciarla y limpiarla de urgencia, lo que penalizará a las miles de personas que pasan por allí la víspera de la Ofrenda a la Virgen, pero por desgracia no es un caso único en Valencia.
El amigo César Guardeño, de la asociación Círculo por la Defensa del Patrimonio Histórico, envía un vídeo del lanzamiento de petardos de gran calibre en el jardín del Hospital, un entorno protegido, en concreto en la pequeña edificación que dejó el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra para recordar los restos encontrados de la antigua capilla hospitalaria. Hasta una pequeña hoguera para facilitar el encendido de las bengalas y masclets, mientras los protagonistas sonríen por la hazaña conseguida.
Está claro que Valencia ha roto por sus costuras este fin de semana, con la ciudad a reventar de público en una pequeña tregua concedida por la lluvia. El que suscribe se vio atrapado en un colapso en los aledaños de la falla de Convento donde se produjo hasta una pelea debido a los nervios por la angustia creciente de cientos de personas que veían que ni avanzaban ni podían retroceder.
Pero eso ya se sabía, lo mismo que en Ruzafa, donde a pesar del bajonazo en el concurso de iluminación sigue siendo un imán de atracción por la calidad de sus fallas. Mientras Pedro Santaeulalia recolocaba algunas piezas salvadas de la dana en un pequeño altar, la basura crecía en esas calles, sobrepasaba las papeleras, enterraba alcorques y jardineras y me hacía recordar aquellos años mozos cuando en algunos locales de la plaza Xúquer no se veía el suelo por los cubolitros vacíos y aplastados. Igual.
La avalancha de público es tal que los servicios de limpieza no pueden entrar hasta que avanza la madrugada. Eso está claro, con lo que hay que pensar en otras soluciones para que no parezca que estas fiestas están totalmente fuera de control. En la avenida del Oeste, por ejemplo, el público que contemplaba las fallas, paseaba y tomaba algo para cenar debía sortear los vehículos que salían en dirección a la calle Quevedo. ¿Cómo es posible? la Policía Local había cortado el acceso desde la plaza de San Agustín, pero desde Velluters sí que se podía circular, lo cual no deja de ser una contradicción. Por cierto, ojo a la calidad de la falla de los pastores, todo un acierto.
Me dejo al margen a los repartidores de comida con sus mochilas amarillas pasando a milímetros de los viandantes. A eso nos hemos acostumbrado los viandantes en Valencia hace tiempo, pero una fila continua de coches por uno de los lugares más transitados del centro es bastante llamativo. ¿No miran el calendario en el Ayuntamiento? ¿Tan difícil es decidir que las restricciones del tráfico debían adelantarse este año?
Con el vídeo enviado por Guardeño en la memoria, ya dejamos de pasear hacia el Mercado Central y la Lonja. Mejor no ver aquello para no enfamarme al oler la orina en todos los rincones del precioso edificio modernista. Entiendo que los vendedores, como siempre, asumirán tener que hacer una limpieza extraordinaria en los accesos y alrededores para abrir con total salubridad hoy al público. Y como cada año, aprenderemos de los errores para tratar de mejorar en las Fallas de 2026, aunque sea poner puertas al campo.
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