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Leo y releo un resumen escrito por la asociación Valencia Camina acerca de una reciente reunión con el concejal de Urbanismo, Juan Giner, donde el ... hilo conductor es la necesidad de volver a lo obvio, dado que no veo otra forma de definirlo. El 55% de los desplazamientos en Valencia se hacen a pie, cifra oficial que yo considero corta, y en cambio pocas veces hablamos de los viandantes y sus necesidades.
«La calle Colón ha cambiado pero los caminantes no nos hemos enterado». Es una de las afirmaciones que se hacen y me parece de lo más acertada. Se trata del ejemplo más simbólico de Valencia pero en todos los barrios surgen ejemplos similares, con espacios insuficientes para los peatones y una ocupación masiva y egoísta de todo tipo de mobiliario urbano, motos aparcadas, terrazas de bares por doquier, carteles de comercios y, a pesar de que la ordenanza lo prohíbe taxativamente, circulación de bicicletas y patinetes eléctricos.
Hemos centrado el tiro los últimos meses en los cambios en el tráfico y el transporte público, con la reordenación de líneas de la EMT, el citado caso de Colón o las quejas de los taxistas por las malas condiciones de la estación del AVE, por citar las últimas noticias. Por el contrario, nos hemos olvidado de que el mayor beneficio para la salud de una ciudad es cuando decide caminar más.
La misma asociación pide autocrítica a los medios de comunicación, algo que uno en su modestia asume en esta página. Cuando el Ayuntamiento ha decidido reformar la ordenanza de Movilidad, en lo último que nos hemos fijado todos ha sido en la anchura mínima del paso para viandantes en una acera, 1,80 metros en Valencia. ¿Es una medida suficiente? Vista la realidad cotidiana en el cap i casal, es evidente que no.
Los itinerarios peatonales son buenos para la salud de la ciudad y también para los comerciantes. Los del centro histórico y el Ensanche lo dicen cada vez que pueden. Aceras amplias, con el mismo mobiliario urbano, diseño y materiales, hace que los recorridos sean más cómodos y rentables. Ponen como ejemplo que así se debería trabajar en la ruta que va desde la plaza de España hasta el Mercado Central, un itinerario pendiente de renovar por parte del Ayuntamiento.
Esto es más importante de lo que parece, como me enseñó el anterior presidente de la asociación, Rafael Torres. Desde el mercado de Colón hasta la plaza de la Reina hay un kilómetro justo andando. ¿Por qué a muchos les parece en cambio que hay demasiada distancia? Sin duda, debido a la enorme cantidad de obstáculos en el camino. La creación de rutas peatonales aparece en el Plan de Movilidad de 2013 pero nadie se lo ha tomado en serio.
La misma Valencia Camina lo recuerda para el caso del pasaje Doctor Serra, un espacio que dicho amablemente merece mucho más que su estado actual. La ruta comercial desde la calle Ruzafa está rota por la ausencia de un paso de peatones directo y natural. En cambio, hay que esperar y pasar por dos semáforos para llegar de un sitio a otro, lo que obviamente arrincona el pasaje.
Otra obviedad es la petición de «peatonalizar las calles peatonales» que hace la asociación. Bicicletas y patinetes eléctricos pueden circular por estos espacios de los viandantes, al igual que se convierten en un inmenso aparcamiento de carga y descarga hasta las once de la mañana. ¿No hay manera de mejorar eso? Lo mismo que con el útimo caso que me cabe, la situación en la zona de obras de la calle Alicante y la estación del Norte. Sin duda, lo que menos ha importado desde el inicio ha sido el trato a los peatones.
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