Valencia, toca levantarse

Cuando escribo esto, el balance de fallecidos por la DANA es de 218 personas y se busca a otras 13 que sus familias han denunciado como desaparecidas. Todas las personas con las que he hablado esta semana, comerciantes, hosteleros, guías turísticos, agricultores, biólogos,... tienen palabras de recuerdo para ellas y de respeto hacia sus familias.

Pero la temida crisis económica ya está aquí, los síntomas de su enfermedad son evidentes y la mejor manera de luchar contra ella y ayudar a los damnificados es evitarla. La misma importancia tiene quitar el barro de las calles que ofrecer un puesto de trabajo, un encargo a una fábrica o una petición a cualquier profesional afectado por la tragedia en la provincia.

Y ahí Valencia debe ser motor, después de demostrar que ha sido corazón con la riada de voluntarios que cada día cruzan el puente de la Solidaridad, donde una desafortunada persona ha puesto cruces en honor a las víctimas pero que nos hunden más en la depresión.

De ahí que lo que ocurra las próximas semanas sea decisivo. El maratón del próximo 1 de diciembre se presenta como un punto de inflexión, apuntan los comerciantes, que han sufrido este mes pérdidas de hasta el 70%. Los clientes de l'Horta Sud luchan por sobrevivir y los turistas han caído en picado, confusos sobre todo lo que está pasando, especialmente con la ubicación de la tragedia.

Y si ese primer paso es importante, lo mismo ocurre con la campaña de Navidad. El encendido de las luces previsto para el día 22 de este mes se ha retrasado por el luto y se hará el 6 de diciembre. Hay que inyectar alegría y lograr desbloquear una máquina paralizada ahora en muchos frentes.

Si los valencianos de 1957 pudieron rescatar la ciudad después del desastre, lo mismo debe ocurrir ahora. De manera paralela a la investigación de lo ocurrido, a esas muertes evitables por el retraso de las alarmas y a todas las consecuencias políticas que toque y sean merecidas, sea Consell o Gobierno. Es por descontado.

Pero lo que quiere ahora la gente no son ni bulos ni versiones. Todo eso se verá en los juicios y las comisiones de investigación en su momento. Lo que quieren los afectados son ayudas y que se tramiten de una manera ágil. Ahí el empresario Juan Roig está dando una lección de eficacia que otros deberían aprender.

Ayudas que lleguen más allá del barro porque la expansión de la tragedia es tremenda. Todos los sectores lo han dicho y así lo hemos reflejado en este periódico. Se lo dijeron a la alcaldesa Catalá en una reunión con la CEV y la primera edil ha recogido el guante al pedir al Gobierno que declare toda la capital también como zona afectada, más allá de las tres pedanías del sur, donde se produjeron 16 muertos, no hay que olvidarlo en ningún momento.

De la riada de 1957 quedó el Plan Sur como símbolo. Por la DANA habrá que tomar también decisiones de calado en obras hidráulicas, al coste del territorio y paisaje que sea, aunque confío en que el titular para la posterioridad sea el de una región que se levantó enseguida, reaccionó y supo hacer frente a la catástrofe.