Viviendas junto al mar

Otro asunto distinto es que veamos el detalle del plano de la Marina y su entorno, ahora de actualidad por el concurso de los amarres. Hay una gran parcela que recae a las calles Doctor Marcos Sopena y Arquitecto Guastavino, marcada en el Plan de Espacios y Usos Portuarios con el nombre de «complementario comercial», que aparece en el callejero como almacén de obras del puerto y donde casi todo el espacio está ocupado con canchas de deporte y una piscina. El Plan del Cabanyal lo rodea prácticamente y en los planos es hasta llamativo cómo el desarrollo de la ciudad lo deja como algo intocable, que no se puede cambiar.

En el contexto actual de colapso de la vivienda, con miles de jóvenes marchándose de Valencia por la imposibilidad de vivir aquí, merece la pena sondear la posibilidad de construir ahí viviendas, a ser posible de alquiler asequible.

En la etapa de Rita Barberá, cuando se dio forma a la Marina como la conocemos hoy en día, ya surgió el debate de construir viviendas en la zona portuaria, con el fin de que la ciudad entrara de manera definitiva en ese lugar. Tanto sacrificio aceptado como la ampliación norte, la ZAL o si vamos más atrás, la eliminación de la playa de Nazaret, merecía dar un pensamiento a esa idea. Yo creo que ni se intentó.

¿Se ha hecho en otros lugares del mundo? Lanzo la pregunta a la Inteligencia Artificial y me contesta que en Puerto Madero (Buenos Aires), en Docklands (Melbourne) y en Canary Wharf (Londres). ¿Podría hacerse en España? La Ley de Puertos del Estado contesta diciendo que «excepcionalmente, por razones de interés general debidamente acreditadas y previo informe de Puertos del Estado, el Consejo de Ministros podrá levantar la prohibición de instalaciones hoteleras en espacios del dominio público portuario».

¿Por qué sí a un hotel y no a un edificio de viviendas? Es algo que el vecino no acaba de entender, sobre todo con la carestía actual en Valencia. Los nuevos desarrollos del PAI del Grao o Benimaclet no estarán listos hasta dentro de cinco años, siendo más que optimistas. ¿Vamos a consentir que los jóvenes se marchen uno a uno? La alcaldesa María José Catalá ha dicho siempre que le preguntan que resolver la falta de vivienda es una de sus prioridades. La oposición socialista la acusa de vivir de las rentas con proyectos heredados. No sería yo tan duro tras el desbloqueo del Grao o Benimaclet, pero el caso es que a las promociones municipales les falta un buen empujón.

Hace poco fue noticia el estudio para construir aparcamientos en altura en el Cabanyal. ¿Y las viviendas? Las actuales sólo están disponibles para reformas de apartamentos turísticos o inversores extranjeros que se han enamorado de Valencia y quieren vivir aquí, algo comprensible. ¿Y la solución para un chaval que gana poco más de mil euros al mes?

Son momentos de urgencia, de decisiones que deben servir para los próximos mandatos. La vivienda es una de ellas y el modelo de la Marina que queremos es otra. Explorar las posibilidades de incluir viviendas merece la pena. No digo que sea igual que Port Saplaya, pero en la parcela de Doctor Marcos Sopena un buen despacho de arquitectos podría hacer maravillas. Lo que se consiga sería la guinda para la mejor marina del Mediterráneo.