No sé con exactitud a qué obedece, pero desde que se han hecho públicos los carteles de la Magdalena y los de la Feria de Fallas, en la calle se respira un ambiente a favor de los toros que suena a tiempos de gran esplendor. ... No hay saludo, comentario o conversación de cualquier tipo, que al final no aparezca quien te pregunte por temas relacionados con los toreros o las ganaderías que se van a lidiar en estas ferias, que llegan a sumar entre ambas casi como un gran San Isidro. Suficiente muestra como para hacerse idea de cómo será la temporada.

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Cierto que bastante debe estar influyendo en ese ambiente favorable el hecho de que Roca Rey, además de cautivar a los jóvenes de su generación, haya tocado también la fibra de los mayores, de quienes necesitan argumentos de bragueta y torería, como es el caso en el peruano, para acudir a las plazas de toros. Anunciarse tres tardes, dos en Valencia y otra en Castellón, a escasos cincuenta kilómetros, para abrir boca. Lo que viene a decir que tampoco tiene miedo ni a las taquillas sin ser rabiosa novedad, ni a la presión que los públicos ejercen sobre quienes lucen marchamo de máxima atracción, ni tampoco a los rivales, pues se medirá en las tres tardes con excelsos veteranos, Manzanares, Talavante o Castella, y jóvenes en alza como Pablo Aguado o Tomás Rufo. Pero es que, además de este Andrés sin Miedo, entre las dos ferias, hay mucho para disfrutar. Con formato de acontecimiento, los seis toros del valenciano Román. Hasta ahora nadie había osado abrir temporada con un envite tan fuerte. Y ahí está el torero de Benimaclet, sin complejos y con seis ganaderías de postín, para buscar la gloria que hasta ahora se le resiste. La despedida de genial Pablo Hermoso de Mendoza; la presencia de Morante de la Puebla dándole categoría a la nueva ilusión valenciana, el torero de Algemesí, Nek Romero.

Cartel de grandes atractivos en Valencia es el formado por un Cayetano, renovado y en un gran momento, como lo avala su triunfo en Colombia; Juan Ortega, obviando episodios personales propios del papel couché, por su gran calidad; y Borja Jiménez, por haber irrumpido con inusitada fuerza en el firmamento de las primeras ferias. Rematando estos dos señeros abonos nombres tan contrastados como los de Paco Ureña, Emilio de Justo, Ginés Marín, o el animoso Fandi, y los emergentes Fernando Adrián y el castellonense Paco Ramos. A la cicatería de Castellón, que no ha programado ninguna novillada, responde Valencia anunciando dos, y con dos protagonistas de casa, Alberto Donaire y Samuel Navalón. Sólo falta que el elenco ganadero, responda.

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