El 20 de marzo de 2024, el Comité Europeo de Derechos Sociales (CEDS) emitió una decisión, claramente vinculante y de obligado cumplimiento, que va a ... marcar un antes y un después en el panorama laboral español. Esta decisión enfatiza la necesidad urgente de ajustar el sistema de indemnización por despidos improcedente en España para garantizar una compensación justa y adecuada para las víctimas de una decisión ilegal. La reforma laboral de 2012, implementada bajo el falso pretexto de mejorar la competitividad y flexibilizar del mercado laboral, redujo drásticamente la indemnización por despido injusto, facilitando su uso en nuestro país. Sin embargo, lejos de lograr sus objetivos, esta reforma generó una serie de consecuencias negativas para el mercado laboral y los trabajadores, que el CEDS nos apremia a corregir.
Según datos de la OCDE, España ha visto una reducción significativa en su índice de protección al despido, situándose por debajo de la media europea. Esta disminución en la defensa de la relación laboral ha fomentado un aumento en la frecuencia de despidos, creando zonas de impunidad para las decisiones improcedentes de extinción contractual. No es admisible un mercado de trabajo basados en despidos casi gratuitos y fomentados por una legislación demasiado laxa. Ha llegado la hora de proteger el contrato de trabajo adaptando nuestra regulación a los postulados de la Declaración Universal de Derechos Humanos que concibe el trabajo, en su artículo 23, como un derecho fundamental.
La reciente decisión del CEDS ha podido examinar la exitosa reforma laboral pactada en 2021, y alineándose con la tesis defendida por UGT, indica que se debe de seguir caminando en la defensa del contrato indefinido impidiendo su quiebra por razones injustificadas. El órgano que interpreta el Tratado Internacional de Derechos Sociales Humanos insta a España a revisar su sistema de indemnización para asegurarse de que cumpla con estándares europeos. Esto podría implicar un aumento significativo en las compensaciones por despido improcedente, que actualmente son consideradas insuficientes para cubrir los daños y perjuicios sufridos por las victimas de despidos injustos e ilegales.
El cambio planteado fomenta un ambiente laboral más estable y productivo
Además, la inclusión de los salarios de tramitación, es decir, el sustento que la persona trabajadora dejó de percibir desde el momento del despido hasta la resolución judicial es fundamental, de acuerdo con lo resuelto por las instancias europeas, para garantizar una protección económica efectiva durante el proceso legal. La decisión del CEDS también resalta la necesidad de que las resoluciones judiciales sobre despidos improcedentes se tomen en un plazo corto. Esto no solo reduciría la incertidumbre y la carga emocional sobre los trabajadores afectados, sino que también aseguraría una resolución más eficiente y justa de los conflictos laborales, permitiendo a quien ha sido privado de un derecho humano de forma arbitraria reincorporarse al mercado laboral o recibir su compensación de manera oportuna.
La necesidad de una reforma en la indemnización por despidos improcedentes en España es evidente. Una reforma adecuada debería considerar varios aspectos clave como es la introducción de los parámetros de reparación y disuasión para fijar las indemnizaciones, en ausencia de readmisión, para los despidos efectuados al margen del cauce legal. Esto asegurará que las victimas reciban una compensación justa por el daño sufrido. Cualquier reforma debe considerar el impacto socioeconómico de los despidos y asegurar que los trabajadores despedidos puedan mantener un nivel de vida adecuado mientras buscan nuevas oportunidades laborales.
La reclamación de UGT fue un recordatorio contundente de la importancia de proteger los derechos de las personas trabajadoras frente a despidos injustos. La reforma laboral de 2012 trajo una mayor inestabilidad laboral y un incremento en los despidos arbitrarios que ahora Europa nos obliga a corregir. España debe acatar la decisión del órgano de garantías de este tratado internacional, con una reforma que garantice una indemnización reparadora y adecuada para todos los trabajadores, promoviendo así un mercado laboral más equitativo y justo. Esta reforma debe estar en consonancia con el artículo 35 de la Constitución, que establece el derecho de todos los españoles a un trabajo digno y adecuado; y con los principios del pilar europeo de derechos sociales, que destacan la importancia de la protección del empleo y la seguridad en el trabajo.
En última instancia, una indemnización adecuada no solo protege a la clase trabajadora, sino que también fomenta un ambiente laboral más estable y productivo. Al asegurar que los empleadores piensen dos veces antes de recurrir a despidos injustificados, se pueden crear condiciones más favorables para el crecimiento económico y el bienestar social creando espacios de trabajo más seguros. La persona trabajadora tiene que sentir que la legislación laboral le protege frente a decisiones arbitrarias que le privan de su entidad como trabajadora y como persona. Es hora de que España tome medidas decisivas para reformar su sistema de indemnización por despidos improcedentes y alinear sus prácticas laborales con los estándares que nos llegan del Consejo de Europa.
La implementación de una reforma justa y adecuada beneficiará a toda la sociedad, promoviendo la justicia laboral y fortaleciendo el tejido económico del país. La decisión del CEDS proporciona una oportunidad crucial para corregir el rumbo y construir un futuro más justo para la sociedad española.
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