La ciudad como un lienzo en blanco sobre el que plasmar un torrente de ideas. Ese es el retrato que se puede visualizar con una alcaldesa convencida de sus posibilidades y de lo necesario que es hacerla brillar. Valencia «bien merece una pensá» que la ... lleve al liderazgo. Y más de una habrá dado ya, a tenor de todo lo hecho en poco menos de un año. Tiene tantos planes que a Catalá no le pillaran los duendes durmiendo ni siendo alcaldesa de ocho a tres. De su encuentro en LAS PROVINCIAS deja muchos anuncios, buenos titulares y más de un toque de atención. Ha dado testimonio de ganas, empuje y tesón. Y también de firmeza de carácter frente a la oposición, el gobierno central y quien no esté a la altura de la ciudad.

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Catalá es mucha Catalá. Conoce la administración, las reglas del juego y domina la puesta en escena. Se hace entender. En su haber, la preparación de los temas, el verbo didáctico y certero y la ausencia de palabras huecas. Se percibe como una mujer de acción, coloquial pero seria, próxima y firme a la vez. Llegó seductora, cantando por Serrat y dejó claro que su impronta política será la de los grandes cambios pero también la de cuidar los detalles. En su gusto por «esas pequeñas cosas» radicará seguramente la razón de una ciudad que sea difícil de olvidar.

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