No me repongo del impacto emocional de la tragedia, ni consigo volver a la normalidad pensando en las víctimas mortales, en el sufrimiento de los familiares y en la complicada perspectiva de empezar desde cero. Me parece irreal, propio de los decorados cinematográficos. Pero no, ... se trata de una tragedia inmensa para miles de conciudadanos. No vale ahora buscar responsabilidades, tiempo habrá. Toca ocuparse de las víctimas, desviar del presupuesto público todo lo necesario para salvar la dignidad de las personas.

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Produce vergüenza la actitud de algunos políticos echando balones fuera o contra sus oponentes. En esto se lleva la palma el ministro más reprobado de la democracia y valedor de los asesinos, Fernando Grande-Marlaska, trasladando la responsabilidad exclusiva a las autoridades autonómicas y olvidando voluntariamente que el Gobierno de Pedro Sánchez tiene la posibilidad de activar el Plan Estatal General de Emergencias de Protección Civil a través del Ministerio del Interior, del que él es el titular, y asumir temporalmente las competencias de alerta y protección civil necesarias para activar la alerta. Además es el competente en aspectos esenciales en este tipo de tragedias, como la de movilizar al Ejército y no tardar tres días en hacerlo a pesar de la disponibilidad expresa de sus mandos.

Ha llegado el momento de ayudar a las víctimas e inmediatamente después estudiar, analizar y planificar el urbanismo e infraestructuras para que esto no vuelva a suceder. Como afirmaba Marta López, especialista en riesgos naturales, en la Cope, «la mano del hombre no ha tenido en cuenta a la hora de realizar las planificaciones urbanísticas los sistemas naturales, cauces, barrancos y demás. Tampoco hemos sido educados en la percepción del riesgo ni formados para este tipo de sucesos. No nos tomamos en serio los avisos de emergencia». Hoy en España se han construido colegios, residencias de mayores e incluso aeropuertos en áreas expuestas a las inundaciones. Como avergüenza, frente a numerosos gestos de nobleza y fraternidad, el comportamiento de algunos desalmados dedicándose al pillaje.

No quiero acabar estas líneas sin expresar mi sorpresa por la conducta de las ministra Diana Morant como secretaria general de los socialistas valencianos, que no se dignó aparecer por esta tierra hasta el jueves en la comitiva de Sánchez. Abandona este cargo y deja paso a algún compañero del PSPV que se preocupe por los asuntos valencianos. Hay muchos.

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Mi pésame y solidaridad con las víctimas. Así es la vida.

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