Secciones
Servicios
Destacamos
En su columna de los jueves en LAS PROVINCIAS me conocen ustedes por mi optimismo general ante la vida. Y en la radio -por si ... no lo saben- soy conocido por poner himnos de las competiciones europeas cuando el Valencia está en posición real de pelearlas. Tengo que decirles que eso me ha traído varios disgustos porque, claro, si después -como el año pasado con Baraja- el Valencia se acaba cayendo de la pelea europea suena un poco a tirarse a la piscina para que finalmente no haya agua. Y siempre hay alguien que te lo recuerda. Pero miren, para mí la gasolina de la vida y del fútbol es la ilusión. Sin ilusión no hay nada. Y el viernes por la noche estuve tentado de 'apretar el botón'. Entiéndase 'el botón' como tocar ese triángulo mágico del 'play' para que empezara a sonar música de la Conference League. Tranquilos los de la piscina; finalmente no lo hice.
Ganar al Sevilla me hizo ver la salvación finiquitada y Europa a cuatro puntos. Así terminaba el viernes pasado. De hecho, los jugadores se abrazaron al terminar el partido como si hubieran sellado la permanencia. Pero, pese a que el Valencia se convertía en el segundo mejor equipo de la segunda vuelta, contuve la euforia. El resto del fin de semana confirmó que el corazón puede esperar; Europa se puso a seis puntos y la poco esperada victoria de Las Palmas en Getafe dejó a los canarios a ocho del Valencia. Y, teniendo en cuenta que hay que jugar en Gran Canaria -podrían ser cinco y averaje perdido- creo que faltan tres puntos más para poder afirmar que la salvación es un hecho (aunque yo creo que virtualmente el Valencia ya está salvado). Con 40 puntos se podrá respirar definitivamente. Y ahí que aterrizamos en Vallecas; próxima parada.
Les será sincero, si el Valencia gana al Rayo en su casa y sigue la racha imparable de Corberán, ya no me detiene ni la Guardia Civil de tráfico. Les avanzo que la música europea va a sonar tan fuerte que la van escuchar sin parar hasta que les escriba otra vez el próximo jueves. Porque, después de otro año podrido -más podrido que ninguno- con todo el valencianismo convencido de que era año de bajar, qué menos que poder disfrutar de seis jornadas -o las que sean- soñando por objetivos por los que debería luchar el Valencia cada temporada. La gente merece un poquito de ilusión después de tanta desesperación. Y la ilusión no la genera -con todos los respetos a quien piense lo contrario- que el Valencia se salve holgadamente cuando era colista al final de la primera vuelta. El Valencia no es el Leganés, Las Palmas o el Alavés. Salvarse no es ningún premio. Como digo siempre es la obligación mínima de este club grande. Así que, si el Valencia sigue ganando y la matemática se sigue acercando, a mí nadie me va a quitar la ilusión de pelear Europa hasta el final. El lugar del Valencia. Y luego ya llegará el verano, las ventas, Kiat Lim y nuestras miserias habituales. Pero cuando lleguemos a ese río ya cruzaremos ese puente.
Les regalo un dato para terminar: ¿Ustedes sabían que del séptimo de la clasificación -el Celta- al primero de los equipos en descenso -Las Palmas- todos tiene que jugar contra alguno -o varios- de los tres primeros de la Liga?. Todos... menos uno. ¿Saben quién ese ese uno? Sí, amigos. Esta semana se puede abrir un horizonte nuevo para lo que queda de Liga. Y si finalmente se abre, suelten las cadenas del descenso y disfruten de un mes y medio del Valencia de los de antes. De los de siempre. Del que peleaba por ganar. Vallecas decide si todos realmente apretamos el botón. Que suene la música.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Destacados
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.