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Un gran patrimonio cultural no siempre valorado con inteligencia y justicia. El idioma español es uno de los más hablados en el mundo, con aproximadamente 496 millones de hablantes nativos en 2024. Si se suman los hablantes no nativos que lo han aprendido como segunda ... lengua, el total asciende a más de 595 millones de personas en el planeta Tierra.
El número de palabras en el idioma español es difícil de precisar, ya que depende de los regionalismos, los tecnicismos, los neologismos y las formas verbales derivadas. La Real Academia Española (RAE) incluye alrededor de 93.000 palabras en su diccionario, aunque esa cifra varía lógicamente en cada edición. Si se incluyen todas las variables, el idioma español abarca cientos de miles de términos potenciales.
La mayoría de los hablantes nativos se concentran en América Latina. En México lo hablan 130 millones, en España 48 millones (como lengua materna o uso habitual). También hay hablantes del español en Filipinas, Guinea Ecuatorial y en otras partes del mundo. El español es la segunda lengua más hablada del mundo, después del mandarín, y la tercera más utilizada en Internet. Me centro ahora en las últimas noticias. La RAE dio a conocer hace unos días las novedades (versión electrónica) del Diccionario de la lengua española en su 23 edición.
Santiago Muñoz Machado, director de la RAE, afirma que el actualizado diccionario presenta 4.074 modificaciones, entre las que se encuentran no solo nuevos vocablos, sino también enmiendas a artículos ya existentes. Todas ellas ya están disponibles en la página web dle.rae.es. Gran parte de estas novedades son términos procedentes del ámbito social. Una de ellas, por ejemplo, es 'edadismo', definida como 'discriminación por razón de edad, especialmente de las personas mayores o ancianas'.
Otra novedad lingüística sobre una trágica realidad que ojalá no hubiera ocurrido nunca: 'dana', originalmente una sigla, ha sustituido en el uso colectivo a la tradicional 'gota fría'. En el diccionario, dana aparece definida como 'acrónimo de depresión aislada de niveles altos'. La expresión 'gota fría' también aparece ampliada en la nueva versión del Diccionario.
Asimismo se han revisado y modificado, entre otras, las definiciones de 'discapacidad' ('situación de la persona que por sus condiciones físicas o mentales duraderas se enfrenta con notables barreras de acceso a su participación social') y 'racismo' ('tendencia a exaltar la raza o el grupo étnico propios, considerando como inferiores los demás'). En opinión de este cronista, algunas de las 'nuevas palabras', así consideradas por la RAE, en realidad no son nuevas, sino palabras compuestas. Es el caso de horribles pedruscos como 'micromachismo', 'macrodatos', 'puntocom', 'videojugador', 'microplástico' o 'micromecenazgo' (excesivo este último término: ¡nada menos que 6 sílabas y 14 letras!).
Las palabras compuestas eran antes más bellas, precisas y elegantes. Nacían y se imponían con naturalidad porque era necesario que lo hicieran. El vocabulario aspira a describir bien las cosas del mundo, ese es su objetivo principal. Pienso en unos emparejamientos verbales tan afortunados como 'agridulce', 'aguardiente', 'sacacorchos', 'malhumorado', 'mileurista', 'cochecama', 'rompecabezas', 'cumpleaños', 'saltamontes' 'pelirroja' o 'sacapuntas'.
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