«En mi novela se cuenta cómo Isabel la Católica rompió las reglas establecidas y maniobró, en la política y en el ajedrez, para que ... una mujer dominase ambas por vez primera», afirma Luis Zueco (Borja, Zaragoza, 1979), autor la exitosa trilogía medieval 'El castillo', 'La ciudad' y 'El Monasterio', y de la reciente 'El tablero de la Reina (Ediciones B, febrero, 2023), volumen de 620 páginas. El escritor aragonés presentó ayer en Valencia este 'thriller' histórico sobre los orígenes del ajedrez moderno y las intrigas en la Corte.
La Reina Católica inspiró las nuevas normas del ajedrez moderno, dándole a la Dama mucho más poder del que tenía anteriormente. ¿Sabía jugar al ajedrez? «Tanto Isabel como Fernando jugaban bastante bien y había libros de ajedrez en su biblioteca». Zueco subraya que, para las convenciones sociales de su época, Isabel la Católica «fue una figura muy rompedora». ¿Tenía buen perder en el tablero? «La Reina no pierde, lo que hace es retirarse. Un gran personaje como ella no puede permitirse el lujo de perder».
Año 1468. Castilla vive un momento crucial. Alfonso de Trastámara muere en extrañas circunstancias y Enrique IV es nombrado rey, obligando a firmar la paz a su hermana Isabel, la única que podría oponerse a sus planes. Ella acepta porque sabe que está destinada a convertirse en Reina. Para conquistar la Corona hay que cambiar las reglas del juego. Aclaración: en España, a la figura ajedrecística de la 'Reina' se le denomina 'Dama' para que, en la anotación de las partidas, su inicial no coincida con la 'R' del Rey).
Hay una intensidad silenciosa en el ajedrez que la cámara de cine no puede reflejar con los formatos de narración habituales
En el cine no hay muchos títulos interesantes sobre el milenario juego del ajedrez. Hace poco volví a ver 'Juego de reyes' (Gerd Oswald, 1960, protagonizada por Curd Jürgens), tan entretenida como fantasiosa. 'En busca de Bobby Fischer' (Steven Zaillia, 1993), 'La defensa Luzhin' (Marleen Gorris, 2001) o la miniserie 'Gambito de dama' (Scott Frank, 2020) son dignas, sin ser excepcionales. Hay una intensidad silenciosa y lenta en el ajedrez que la cámara no puede reflejar con los formatos habituales de la narración cinematográfica. De intentar hacerlo, sería aburrido incluso para los ajedrecistas profesionales.
En decenas de filmes hay secuencias en las que los protagonistas o algunos personajes de la película juegan al ajedrez. Las posiciones habitualmente son toscas y el tablero suele estar mal colocado, con una casilla negra en el vértice inferior derecha. Imperdonable. Directores y productores deberían asesorarse mejor en esta cuestión tan necesitada de verosimilitud.
Más que una entrevista a Luis Zueco, estos apuntes responden a una tertulia en la que también participó el prestigioso historiador de ajedrez José Antonio Garzón, autor del indispensable estudio 'En pos del incunable perdido. Francesch Vicent: Llibre dels jochs partitis dels schachs, 1495' (Biblioteca Valenciana, 2001). Valencia tiene su protagonismo en los capítulos finales. Garzón subraya en su investigación que la nueva pieza poderosa de la Dama aparece por primera vez en 1475, en el poema Scachs d'amor, escrito en valenciano, obra de Fenollar, Castellví y Vinyoles.
Garzón le regala a Zueco un precioso cómic, 'Francesch Vicent. Primer Autor i Mestre dels Escacs moderns', con guion suyo y dibujos de Dani Salvador. La edición en valenciano de este cómic es reciente (Fundación Valenciana Cuna del Ajedrez de la Comunitat Valenciana, septiembre, 2022). La historia que cuenta 'El tablero de la Reina' podría dar lugar a una interesante película. «El problema es el coste económico, al ser una novela histórica que discurre en escenarios monumentales», dice Zueco. ¿Los derechos de autor serían caros? «Sí, es importante poner precio a tus horas».
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