

Secciones
Servicios
Destacamos
Mis relaciones con las redes sociales se limitan a tener un par de intervenciones diarias en mi biografía de Facebook. Antes, la denominación ortodoxa ... era 'el muro de Facebook'. Ahora el término más adecuado es 'biografía'. Pues bien, cuando anoto en mi 'biografía' comentarios de tipo político, apenas encuentro interlocutores. Diez o doce como máximo. Asumí el mensaje: mis opiniones de tipo ideológico interesan poco. Ese no es mi territorio.
Importantes razones me mueven para ser fiel a esta norma de conducta: no quiero perder amigos por culpa de la política y me niego a contribuir al clima de envenenada crispación que se vive en España (¡no solo en España!). Soy consciente, además, de las muchas veces que he tenido convicciones equivocadas. ¡Cuántos espejismos! Ahora ya sé que el sectarismo, cuando da un paso más, desemboca en el horror del fanatismo. Ese camino no conduce a ninguna estrella.
En mi biografía es limitado el eco de las alusiones políticas, excepto si se trata de Trump: lo que hace y dice el mandatario estadounidense motiva numerosas reacciones. Pero el verdadero éxito de audiencia lo tienen las cosas que cuento de mi amigo Gregorio, al que conozco desde los tiempos en que jugábamos al ajedrez (y al dominó) en la Casa Utiel de Valencia, situada en el cruce de la calle Alicante con Germanías. Gregorio, aficionado a la herboristería, a los zumos y a las setas, es muy dado a pronunciar frases hechas. Con la peculiaridad de que siempre las cita mal.
El caso es que las pretensiones filosóficas de Gregorio, su espontaneidad y su ingenuidad caen muy bien a los tertulianos. En los años ochenta Gregorio iba todos los domingos a la Plaza Redonda para intentar vender allí ejemplares del periódico valenciano 'Jornada' (1941-1975), cuya colección casi completa guardaba con todo cariño en un cuarto trastero de su casa. Solo vendió seis, pero él no se desanimaba.
Reproduzco algunas de las sentencias de Gregorio. Sus manifestaciones, varias de ellas narradas por mí en Facebook, motivan una y otra vez centenares de comentarios, de 'corazones' y de joviales 'me gusta'. «Tengo un sobrino que lleva una vida muy desordenada, se gasta más de lo que gana y vive a troche y noche». Le dije a Gregorio que la palabra final no es 'noche', sino 'moche'. Gregorio, contrariado, me hizo una pregunta incómoda: «¿Y qué significa 'moche'?». No supe qué decirle. La verdad es que tampoco sé lo que significa 'troche'. Ya lo miraré en el diccionario. Otra frase de Gregorio, no sé si equivocada o lúcida: «Yo soy yo y mi circunferencia». Si don José Ortega y Gasset levantase la cabeza, se reiría a gusto.
Está convencido Gregorio de que el Valencia CF no bajará este año a la segunda división. Así lo mantiene desde hace semanas. Él lo dice a su modo: «Este año el Valencia se mantendrá en la División de Honor, como no puede ser de otra madera». No estoy de acuerdo: las cosas siempre podrían ser de otra madera. Incluso las cosas de Trump.
Hace unos meses me encontré en la Plaza del Patriarca con Gregorio. Le propuse tomar unas ostras en Ostras Pedrín. «No puedo«, me dijo, «voy muy mal de tiempo, hoy tengo imitados en mi casa».
Otro gran hallazgo semántico de Gregorio: «Anoche estuve hablando largo y rendido con mi hijo». No te rindas, Gregorio. Reinventa el lenguaje, ese es tu verdadero destino.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Encuentran muerta en un río a la actriz Sophie Nyweide
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.