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No hay total certeza de que Thomas Mann (Alemania, 1875-1955) dijese la inquietante y visionaria frase del subtítulo. Pero existe evidencia de que ... expresó ideas similares sobre serios peligros disfrazados de patriotismo y libertad. Reproduzco una de ellas: «El gran crimen del fascismo fue haber pervertido el lenguaje y dar un giro engañoso a las palabras nobles, usándolas para disfrazar la violencia y la opresión».
Algunos ciudadanos, aturdidos por las mentiras, la demagogia y la tenaz perversión del lenguaje y, en definitiva, asustados ante la creciente agresividad -no solo verbal- de la política, nos aferramos a enjuiciar la realidad por las apariencias. No es un recurso científico, desde luego, pero tampoco erróneo del todo: en algunas ocasiones, lo que parece, es. En momentos confusos, los mensajes que recibimos a golpe de vista y de oído, nos revelan la verdad profunda de la situación. El fascismo moral y estético es indisimulable.
En cualquier caso, el espacio de este cronista es el de la cultura. Y en la cultura me refugio, aunque la palabra 'refugio' me parece algo claudicante. La cultura, en su expresión profunda, es más que un refugio, es un camino de indagación y conocimiento. Pienso, por ejemplo, en la cultura del cine: ¿cuáles son mis películas antibélicas preferidas? Citaré seis: 'Senderos de gloria' (Stanley Kubrick, 1957); 'Teléfono rojo: volamos hacia Moscú' (Kubrick, 1964), 'Mercenarios sin gloria' (André de Toth, 1968), 'Apocalypse Now' (Francis Ford Coppola, 1979), 'La chaqueta metálica' (Kubrick, 1987) y 'La lista de Schindler' (Steven Spielberg, 1993).
Otro refugio y territorio de aprendizaje e imaginación es el arte. En Facebook, un contertulio me reprochó que en uno de mis últimos artículos ('Estimulante ruta cultural', 3 de marzo), no citase el IVAM. No lo cité porque en esa ocasión me refería a los museos y galerías del centro de la ciudad, con una ruta iniciada en el MuVIM (y a su exposición dedicada a la poeta valenciana María Beneyto, 1920-2011).
Algo más lejos del centro ciudadano tenemos el IVAM, el Centro del Carmen, la Casa-Museo Benlliure, Bombas Gens, el Museo de Bellas Artes, el Museo Histórico-Militar de Valencia y la Rambleta. Hay un fallo que sí reconozco: los cronistas nos olvidamos a menudo de la Sala Municipal de Exposiciones, en Arzobispo Mayoral, y también del Museo de la Ciudad, en la plaza del Arzobispo (muy interesante su actual exposición, dedicada a Josep Manaut, 1898-1971, uno de los más destacados alumnos de Joaquín Sorolla: la muestra está comisariada por Francisco Javier Pérez Rojas, lo que siempre es una garantía de seriedad e independencia investigadora).
Más reproches: algunos de mis amigos cinéfilos -casi todos lo son- se burlan de los pronósticos que hice en las principales candidaturas del Oscar 2025. «No acertaste ni una», me dicen con guasa. Ese reproche es erróneo, por no llamarlo totalitario: en honor a la verdad, tuve un acierto (Adrien Brody, Oscar al mejor actor protagonista por 'El Brutalista').
Añado una reflexión: los pronósticos cinéfilos son un juego infantil, a modo de travesuras. Sé muy bien que el papel de los periodistas es el de informar y analizar los datos disponibles, no el de pronosticar. Pero en ocasiones, algunos nos tomamos pequeñas licencias, sin dar ningún giro engañoso a las palabras nobles.
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