Memòries de mi mateix'. Estoy a punto de terminar la lectura de 'Memòries de mi mateix' (Columna, 2023), la nueva y estupenda novela de Ferran Torrent (Sedaví, 1951; otras obras suyas son 'Un negre amb un saxo', 'Gràcies per la propina', 'L'illa de ... l'holandés', 'Societat limitada', 'Espècies protegides', 'La vida en el abismo', 'Individus com nosaltres', 'Poder contar-ho'...). Conozco a Ferran desde hace cuarenta años y mi opinión sobre él ha evolucionado desde el recelo a la admiración y el afecto. Uno de los temas de 'Memòries de mi mateix' es la falsificación de obras de arte, con Elmyr de Hory 'fabricando' copias casi perfectas de Modigliani, Matisse, Cézanne, Picasso... El relato comienza el año 1969: en la radio suena 'Noche de Fallas', de El Titi. Un salto cronológico nos lleva en el segundo capítulo hasta 2019: el Mític Regino explica cómo falsificó el cuadro de Sorolla 'La magia de la luz'. Es curioso: las obras de arte fraudulentas también son actualmente el tema de una muestra en el MuVIM ('Fals: L'art de l'engany o l'engany de l'art'), con copias que llevan las firmas de Tiziano, Goya, Warhol, Genaro Lahuerta, Francisco Lozano, José Segrelles... 'Memòries de mi mateix' y la exposición del MuVIM son dos altos placeres culturales. Ferran Torrent pertenece a la mejor tradición de autores de novela negra con vigorosas crónicas sobre la corrupción: Francisco García Pavón, Francisco González Ledesma, Manuel Vázquez Montalbán, Alicia Giménez Bartlett, Andreu Martín, Dolores Redondo.
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Elizabeth Taylor. De su reciente viaje a Los Ángeles, un amigo me trae como recuerdo la reproducción en miniatura de la estrella dedicada a Elizabeth Taylor en el Paseo de la Fama de Hollywood. El cinéfilo regalo me emociona.
'Ordet', 1955. Veo de nuevo la película de Dreyer. El patriarca, ante el cadáver de su nuera Inger, dice: «Ella ya no está aquí, ella está en el cielo». Mikkel, el viudo de Inger, exclama: «Sí, pero yo amaba también su cuerpo».
Campeonato mundial de ajedrez. Se disputa en Astaná, Kazajstán, el título mundial a 14 partidas entre Ding Liren (China, 1992) e Ian Nepomniachctchi (Rusia, 1990). En la segunda partida, un atemorizado Liren jugó de forma desquiciada y perdió en 29 movimientos. Cualquier jugador valenciano de calidad (Jaime Valmaña, Julen Arizmendi, Ramón Navarro, Fernando Mancebo, José Perdiguero....) hubiese sido más duro de pelar. Con permiso de los lectores, hago un pequeño apunte familiar: mi madre Julia murió a los 96 años. Aunque hubiese vivido 250 años, nunca habría aprendido a pronunciar 'Nepomniachctchi'. Tampoco lo he logrado yo hasta el momento. No es tarea sencilla: el gran maestro ruso tiene en su apellido nada menos que seis consonantes seguidas.
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La Virgen del Rocío. La religión no es el opio del pueblo. Ya no. Tampoco el fútbol, aunque en Argentina funciona aún en ese sentido tras ganar la Copa Mundial de Fútbol. En el siglo XXI el más poderoso opio es la televisión al servicio del poder con el afán de brindar tributos y nuevas glorias a los que mandan. A las generaciones más sectarias y entregadas a la causa se les va la mano de vez en cuando y miden mal las reacciones que provocan sus interesadas ocurrencias.
Los fabricantes de la polarización urden continuas situaciones de enfrentamiento. Y en esas estamos. Otro berrinche de difícil digestión social.
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