Antes, en la noche del 31 de octubre daba comienzo en nuestro país la festividad de Todos los Santos, también conocida como 'La Noche de Difuntos' o 'La Noche de las Ánimas', una celebración familiar y metafísica con profundas raíces en la cultura española. ... Una celebración, triste y cariñosa, que se anticipaba en unas horas a la visita al cementerio el 1 de noviembre, en un acto colectivo de recuerdo a los seres queridos fallecidos. Pero ya digo: eso era antes.
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Lo que ahora conmemoramos de modo mayoritario es 'La Noche de Halloween', festividad de origen celta muy popular desde hace décadas en Estados Unidos y Canadá, en este caso con raíces en Irlanda y Escocia. Las costumbres, ritos, cultura e intereses anglosajones, empezando por los lingüísticos y cinematográficos, se cuelan por todos los resquicios que nosotros nos dejamos 'descuidados'. La celebración de la 'Noche de Halloween' comenzó a popularizarse en España en torno a 1990, sobre todo entre los niños, crecientemente entusiasmados con esa tradición llamada '¡Truco o Trato!', consistente en una desenvuelta petición de golosinas a cambio de mantener actitudes no ruidosas.
Confieso que no me convence nada esa costumbre del '¡Truco o Trato!' (traducción de '¡Trick or Treat!'). Por dos motivos. La desinhibida petición infantil en la noche de Halloween, no por expresarse de forma amable (más o menos como un juego amistoso), deja de ser un chantaje vecinal. 'O nos dais lo que pedimos o nos portamos mal'. En esta celebración nocturna, los niños no piden cuadernos para hacer apuntes y dibujos, piden caramelos a cambio de no crear problemas inmediatos. Mi segundo desacuerdo con esta pujante tradición: traducir al español, literalmente, '¡Trick or Treat!' como '¡Truco o Trato!' lo encuentro muy abstracto.
Sería más nítido si los niños dijesen claramente: «Entregadnos chucherías o armamos una tremolina aquí mismo, en vuestra puerta. Esperaremos durante dos minutos la decisión, esta noche no tenemos mucho tiempo». Una parrafada algo larga, lo reconozco, pero también es una petición más evidente y sincera, ya que no se recurre a las artimañas del lenguaje oscuro para obtener así un determinado beneficio. Las cartas boca arriba.
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Aunque con esta propuesta surge un nuevo inconveniente. Ya que la palabra 'tremolina' puede resultar extraña a los niños, recurro a la Real Academia Española para aclarar periodísticamente su significado. «Tremolina: Coloquialmente, bulla, confusión de voces y personas que gritan y enredan o riñen». Riñas. Una amenaza encubierta a tener en cuenta. Tengamos la Noche en paz.
A todas estas, en el idioma español cada vez se recurre más a los anglicismos. Anoto unos cuantos, de uso perezoso y frecuente: táper, manager, póster, play, bullying... Según recientes investigaciones de estudiosos del lenguaje, algunos de los anglicismos más habituales en las conversaciones cotidianas y en la escritura -incluso la culta- del español, llamado 'cervantino' hasta hace poco, son casting, catering, spoiler, blog, estrés, suéter, marketing, Trending Topic, test, slips, traveling...
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No me sorprendería que los niños españoles se olviden pronto del antiguo '¡Truco o Trato!' al llamar a las puertas de los vecinos en la 'Noche de Halloween' para expresar su anual petición directamente en inglés: '¡Trick or Treat!'.
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