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Cada vez que los noticieros catódicos vomitan imágenes de los pueblos asesinados por la dana sentimos un directo contra la mandíbula conectado por aquel Tyson ... pletórico de esplendor forzudo. Sí, algo se ha limpiado, algo se ha mejorado, algo se ha avanzado. Pero observar las carcasas de los hogares desnudos supone contemplar el esqueleto de uno que murió en mitad del desierto. Detectamos un vacío que nubla los corazones, un socavón que aplasta nuestro espíritu, una lentitud que arrastra hacia la desazón y... el pesimismo.

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