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Antes de la alerta

Ramón Palomar

Valencia

Sábado, 1 de marzo 2025, 00:04

Resulta imposible no sentir el zarpazo de los escalofríos roturar el espinazo al leer los mensajes póstumos de los que murieron sepultados por la furia ... del agua y el lodo. Estremece. Permaneces cabizbajo y cariseco, cavilas acerca de la muerte y entiendes el dolor de los familiares de las víctimas. Nadie merece morir de una manera tan absurda por culpa de una catástrofe, desde luego, pero también por toda la infinita incompetencia que rodeó la hecatombe.

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