Amistades caldosas

Trump y Musk, en efecto, han agarrado una 'botifarra' realmente importante y son puro, espeso y grasiento caldo. La parejita está muy calmada cuando irrumpen juntos frente a los focos. Tanta es la pasión que se profesan que, ante el bajadón de la marca eléctrica de coches de don Elon, uno que suele ir con niño incluido, Trump le ha comprado un vehículo de los suyos escenificando linda estampa de teletienda bajo la sombra de La Casa Blanca. A no ser que me obliguen, no pienso comprarme un carro eléctrico por meros principios algo locos y porque, de momento, se me antojan un tanto timo. Pero observar a Trump en plan mercachifle de chatarra rodante de tercera división no tuvo precio. Hubo un momento en el que sospeché que el presidente de los EE.UU iba a soltar la gran frase de los vendedores algo feriantes de la ocasión y el saldo, me refiero al «y este coche era de un médico...». A los doctores, en efecto, se les intuye mesura, responsabilidad, en fin, y ciertos mimos hacia cualquier aparato. Esta frase es muy superior a la otra de «y este coche ha dormido siempre en garaje». De todas formas, veremos cómo acaba esta unión entre el político y el empresario. Las amistades caldosas duran menos que una 'botifarra' entre las mandíbulas de un can hambriento.