Nuestros padres ahorraban

Dispara tan rápido Trump sobre tantas martingalas, pues este hombre suelta hachazos sin cesar, que nos es difícil abarcar su abanico de medidas. Pero al menos una parece en verdad interesante, y es la del ahorro. Quizá el primer paladín en esto fue Milei esgrimiendo la motosierra como si fuese el temible 'Caracuero' de 'La matanza de Texas'. Ahora, el blondo maridado con nuestra admirada Melania emprende la misma senda y, con su recortes, las informaciones indican que las arcas públicas yanquis ahorran 1.000 millones de dólares al día. No pretende uno que en esta nuestra tierra agarremos la tijera para cercenar derechos consolidados en sanidad, educación y otras esferas fundamentales. Pero, vaya, quizá, llámenme loco, suprimiendo la enorme gama de chiringuitos que no son sino genuinos pagasueldos para los militantes del partido de turno, se podrían escamotear unos miles de millones de euros al año. El desparrame en España supone una sangría atroz, una hemorragia continua, un sinsentido estremecedor. ¿Se puede ahorrar? Claro que sí, y sin duda una buena pasta. Sólo falta brío y voluntad para ello. Pero temen ofender a sus militantes, a sus enchufados, a la legión de paniaguados. Lástima. Nuestros padres, en cambio, ahorraban gracias a sus esfuerzos. No eran tontos, sólo honrados.