Tiempos modernos

De todas formas, si con sólo una opción, los problemas crecen y se multiplican debido a los rigores de la propia vida, cuando escoges la versión ambidiestra, sin duda gozosa porque aparta la soledad, quizá esos mismos problemas se duplican. Digamos que eres un varón y ese fin de semana también ligas con un varón. El primer día, bien. Pero a lo mejor el segundo uno prefiere ver una película con Steven Seagal de protagonista y tu acompañante otra pero con Van Damme de estrella. Y ahí emergen dos bandos irreconciliables, porque o eres de uno o del otro. Pues ya estalla el lío. Y supongamos que, el siguiente fin de semana lo compartes con una chica. El primer día, bien. Pero quizá al segundo explota una pequeña bronca porque ella prefiere encargar comida cruda japonesa y tú andas encelado con una hamburguesa guarra, que para eso es fin de semana de cochinadas gastronómicas permitidas. Pues de nuevo, otro lío. No sé, pero uno de

bisexual se agobiaría bastante. Si con una opción ya nos mareamos, con la dos igual el tema se torna algo agobiante. Ahora bien, que cada cual abrace su querencia. Ellos contentos, yo contento.