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Hace una semana ustedes me leyeron aquí preguntándome que haría Carlos Corberán en la Copa del Rey ante el Barcelona. Y comparaba las intenciones del ... técnico blanquinegro con las de Borja Jimenez ante el Real Madrid. Tal y como me temía, el Leganés intentó eliminar al Real Madrid desde la alineación hasta el pitido final y el Valencia compró todos los boletos del 0-5 desde que salió el once. Y, claro, en Mestalla hubo tómbola y verbena. Un entrenador peleó la Copa y el otro la tiró. No hay debate posible al respecto por eso fue lo que pasó. Y, como eso lo escribí antes de ambos partidos, no me podrá llamar nadie oportunista. Lo que sí me resulta más oportunista es justificar la humillación consentida porque después se ganó al Leganés. Nunca sabremos qué hubiera pasado si ante el Barça hubieran jugado cinco titulares -no digo más, cinco titulares y seis suplentes- en lugar de uno ante los Raphina, Lamine Yamal, Pedri y compañía. Lo vivido yo lo llamaría 'suicidio asistido por el once de Corberán'. Pero, por donde no paso, es por la justificación. Ya sabemos que el partido del domingo era decisivo. Pero, de ahí a justificar por el Leganés una humillación a la historia de este club tan grande, me parece un insulto y y una aberración. Términos perfectamente aplicables a Meriton cada día en el Valencia, por cierto. Las páginas negras jamás se pueden justificar. Y decir 'no se me va a olvidar lo que pasó' está muy bien de cara a la galería. Pero, cuando no debería habérsele olvidado al técnico, fue al hacer la alineación frente al equipo que le había bailado 7-1 semana y media antes. ¿Qué esperaba con los jugadores que no le valen para la Liga? Ni respetó al torneo ni a los 46.000 valencianistas que llenaron el campo. Y lo que decidió... recibió. Menos palabras y más hechos. Y hablando de hechos, lo siguiente analizable sería eso de repetir la defensa adelantada a treinta metros de la portería. ¿No tuvo bastante con lo del Montjuic? Equivocarse una vez es asumible. Repetir y encabezonarse en el error ante 46.000 de los tuyos es irresponsable y casi negligente. ¿Qué pensó Corberán que habían ido a hacer a Mestalla los 46.000 presentes? ¿A ver un 0-3 en 24 minutos o a pelear la eliminatoria? ¿Lo pensó? La grada fue a pelear; él no. Obvio que no. Repitió el mismo patrón y lo que decidió... recibió. Bien, hasta aquí la Copa; departamento estanco. Porque, si sacamos de la ecuación la palabra 'Barcelona', hay que ser justos y hablar del resto de su trabajo. Y seré igual de categórico que con lo malo; el Valencia tiene un buen entrenador a tenor de lo visto. Ha preparado muy bien todos -digo todos- los partidos. No ha sido inferior en ninguno, ha ganado tres de cuatro en casa -el otro fue el Real Madrid- y casi gana en Sevilla. Ha resuelto distintos conflictos tácticos durante los partidos ante Leganés, Celta y Real Sociedad para conseguir en la segunda vuelta ocho puntos más que en la primera contra esos mismos equipos. Lleva números europeos en la segunda vuelta y ha alcanzado el pelotón de aspirantes al descenso pese a la presión clasificatoria gigantesca que tenía cuando llegó. Ha mejorado al equipo atrás, llega mucho más fluido arriba e individualmente ha mejorado a jugadores como Javi Guerra, Almeida, Foulquier... no se le puede poner un pero. Y, encima, habla de fútbol y táctica con naturalidad para explicar sus decisiones. Me gusta. El Valencia ha acertado con el entrenador. Cierto es que nunca olvidaré la página negra de la Copa del Rey; lleva su nombre y firma. Pero el libro Carlos Corberán tiene, hoy, muchas otras páginas blancas que también valorar y de las que hablar.

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