Emocionaba el gentío en el aeropuerto de Málaga de madrugada para esperar al equipo ascendido a Segunda. Las calles también se llenaron para acompañar al ... autobús descapotable que llevaba al Málaga C.F. La subida fue agónica: un gol decisivo en el minuto 122 de la prórroga contra el Nástic de Tarragona. Desde el lado de la derrota, el árbitro ha denunciado amenazas de muerte tras el partido. Y no por unos descontrolados ultras (o, bueno, sí). «Vais a morir, sinvergüenzas, tu hijo va a morir, ojalá os matéis, hijos de puta. Que muera vuestra puta familia, cobardes». En el mismísimo vestuario. Dijo el árbitro que la seguridad presente les indicó que era imposible retirar y controlar a esa gente porque eran «varios directivos y propietarios del club». El fútbol saca lo mejor y lo peor de nosotros. Pero si hay un beneficio o perjuicio económico lo peor no tiene que ver con el amor a los colores. Entre la emoción y el «menuda basura el fútbol».
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