Un amigo me afea que diga PSG, es decir, peseyé. No porque lo haga en un muy mal francés, que también, sino porque «eso es ... lo que quieren los moros». O sea, la propiedad del club parisino. Lo que quieren es que no digamos Paris Saint Germain. Saint Germain, sobre todo. Santo. Y supongo que algo de razón tiene, aunque no me disculpe como cuando Samantha Hudson habla del «feminismo negro» americano en los 70, alguien la corrige «afroamericano» y ella dice: «Perdón». El cartel olímpico de París 2024, que es un dibujo de París, torre Eiffel incluida, se presentó hace días en el Museo d'Orsay. La derecha y la extrema derecha se han cabreado. No está la cruz que corona la cúpula de los Inválidos. Y, además, no se ve la bandera francesa. El autor, Ugo Gattoni (París, 1988), lo hizo en seis meses (2.000 horas de trabajo) y ha negado cualquier intencionalidad. Pero cómo vas a evitar que te digan que quitar la cruz es dar la razón a los moros.
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