Mientras aquí nos entretenemos con 'Koldo y sus hermanos' (y Rocco muriéndose), en Europa, Ursula von der Churchill propone utilizar los fondos rusos congelados para ... ayudar a Ucrania. Y Macron plantea la posibilidad de mandar tropas. Después Putin recuerda al mundo que con su dedazo puede pulsar el botón. En su discurso del estado de la nación de dos horas y seis minutos, y en vísperas de las elecciones presidenciales del 15,16 y 17 de marzo (parece una boda gitana), aclaró que todos sus recursos están empleados en ganar la guerra. Presumió de armas y recordó lo bien que lo hacen sus fuerzas armadas, que no empezaron ellos y que lo que quieren es acabar con el nazismo. Eso para los suyos. Para Occidente, que tiene armas nucleares «que pueden alcanzar objetivos en sus naciones». Que «pueden provocar un conflicto que lleve a la destrucción de la civilización». Como diría Ábalos del ultimátum del PSOE, una «notificación al universo». Esto sí.

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