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El antropólogo Richard Leakey observó y apuntó una de las características inherentes al ser humano. Cuando alguien hace algo por otra persona existe una reacción natural por corresponder con un gesto similar. A ese impulso instintivo se le llama principio de reciprocidad. Y, sobre esa ... necesidad de devolver el favor se asienta el éxito de las técnicas de venta. Si te suscribes a una marca porque te regalan un % de descuento en tu primera compra, no tardarás en gastar tu dinero en alguno de sus artículos. Si rellenas un formulario, te dicen, accedes al sorteo para un coche que remotamente ganarás pero, al escribir tus datos, abres la puerta a que te envíen sus promociones. Si te obsequian con una muestra de un producto en una tienda, te sentirás en deuda con quien te la entregó y volverás. Son herramientas con las que las empresas lanzan el anzuelo a sus clientes potenciales para que compren. Muchos sociólogos sostienen que este fenómeno se reproduce con un patrón evidente en todo tipo poblaciones. Nadie escapa a la atracción de la regla de la reciprocidad. Quien inusualmente lo consigue es la excepción a la norma. Lógicamente, si este factor es capaz de replicarse en todos los aspectos de la vida, también lo hará cuando hay que elegir a qué partido votar. Conscientes o no de la poderosa influencia de la reciprocidad en las decisiones, los ciudadanos están acostumbrados a soportar un cúmulo de promesas por parte de los candidatos/as cada vez que se acerca una fecha electoral. En esta ocasión, esos anuncios estrella llevan promoviéndose desde hace semanas, incluso meses. Sea por la volatilidad que arrojan los sondeos o por el carácter plebiscitario con el que se ha teñido al 28 de mayo sobre las próximas generales, se está produciendo una acelerada competición mediática de regalos, bonos y rebajas para fidelizar a los electores. Sin embargo, teniendo en cuenta la fama que precede a los políticos, hay un elevado riesgo de que todas esas dádivas a raudales provoquen saturación en un público ya harto de que se traicione su confianza.
Para responder a las 50.000 viviendas de alquiler de Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijóo propone una ayuda a la emancipación de 1.000 euros para los jóvenes. Si, a finales del año pasado, Carlos Mazón prometió una educación de 0 a 3 años gratuita y universal, Ximo Puig ha reproducido ahora esa propuesta como uno de sus ejes de futuro. Joan Baldoví acaba de plantear el servicio de comedor gratis para infantil y primaria, Sandra Gómez que se regale un libro cada vez que nazca un niño y María José Catalá 8.000 plazas de aparcamiento. Son solo algunos ejemplos al azar de los últimos días. Y eso que hasta la medianoche del 12 de mayo no arranca, oficialmente, la campaña electoral.
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