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En su libro 'La estrategia del pingüino', Antonio Núñez explica la diferencia entre «lograr un pingüino» y «hacer el pingüino». Lo primero, según define, se ... refiere a «lanzar con éxito un mensaje» para que «terceras personas, empresas o instituciones tengan que responder o realizar declaraciones sobre él, consiguiendo así provocar una cadena de mensajes que amplifica el alcance y la difusión del primer mensaje». Mientras tanto, Núñez cuenta que la segunda expresión consiste en caer en el error de «responder a declaraciones de terceros sin pensarlo, sin sopesar previamente las consecuencias de participar en un debate o preparar el contenido y la puesta en escena». El objetivo de los partidos en la precampaña y la campaña se dirige a crear pingüinos. Cuanto más, mejor. Sin embargo, en la estrategia para fabricar un palmípedo prodigioso, muchas veces, acaban metiendo la pata de manera que ese traspié termina siendo utilizado por el adversario.
En estos días, los dos grandes representantes del bipartidismo están echando el resto tratando de ser originales. El PP ha considerado que para dar la bienvenida al solsticio estival resultaba ingenioso celebrar esta tórrida temporada de mítines previos al 23 de julio con el lema 'Verano azul', como guiño a la entrañable serie de los años ochenta. En el equipo de estrategas de Génova se decidió que el encuadre más adecuado para ese lanzamiento era colocar al portavoz de campaña popular en medio de una falsa playa en Madrid. Como si fuera a protagonizar el anuncio de las rebajas de unos grandes almacenes, Borja Sémper apareció en el acto, descalzo sobre la arena, rodeado de sombrillas y con gafas de sol. Detrás de Sémper el espacio se completaba con una foto del mar de fondo. Una imagen que, pese a ser de gran tamaño, no impedía destapar que el decorado correspondía al parque deportivo de Puerta de Hierro. ¿Nadie sospechó, antes de presentar esta ocurrencia, que contaba con todos los ingredientes para ser carne viral de meme?
Por su parte, en la Moncloa han decidido que Pedro Sánchez debe saltar del palacio a los platós como un artista de gira que presenta nuevo disco o estreno cinematográfico. Pero el presidente, no solo está dejándose entrevistar incluso en medios en los que no se prodigaba desde hace años, ahora también se ha convertido en entrevistador de su propio programa. El 'talk show', sin presencia de periodistas porque no son invitados, se difunde enlatado. Los suyos lo defienden como un evento de comunicación política innovador. ¿Ninguno de los ideólogos de Ferraz esperaba que el símil con 'Aló presidente' acabaría convirtiendo su formato estrella en inagotable diana de críticas?
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