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Ben Rhodes, quien fuera consejero adjunto de Seguridad Nacional de Barack Obama, cuenta en 'El mundo tal y como es' que la Casa Blanca se enteró por Twitter de que el régimen de Trípoli estaba siendo rodeado y se encontraba a punto de caer acechado ... por una multitud de levantamientos revolucionarios. Según explica Rhodes, éste fue el canal principal a través del cual le llegó la información en directo de lo que ocurría en la capital de Libia, semanas antes de que Gadafi fuera asesinado en 2011. Ha pasado más de una década desde entonces. El mundo ha cambiado y el universo de Twitter también. Fue la red social preferida por Donald Trump para comunicarse durante su etapa como presidente de Estados Unidos hasta que la dirección de la compañía decidió bloquearle la cuenta tras el asalto al Capitolio en enero de 2021. Su nuevo dueño, Elon Musk, reactivó su perfil pero Trump rechazó volver. Ahora opta por hablar mediante su propia red, Truth Social. En España, los políticos hacen sus pinitos en TikTok para conquistar a los jóvenes y mejoran sus estrategias en Instagram, pero Twitter se mantiene como el vehículo central que utilizan los líderes para reaccionar con rapidez a los titulares, expresar sus afectos y lanzarse indirectas o pullas de todo tipo. Se trata de un rifirrafe extraparlamentario de amplio espectro porque, en algunos casos, dispara contra las otras candidaturas a las que disputan el voto y, en otros, contra las mismas candidaturas en las que se incorporan incluso ellos para pedir el apoyo de la ciudadanía. Esto último puede parecer una contradicción o un guirigay pero es exactamente lo que está ocurriendo en el agónico antes y después del registro de Sumar con un Podemos que 'in extremis' se ha encajado dentro de esa coalición. Con todo, al mismo tiempo, coexiste una inscripción oficial de un Podemos fuera de Sumar, bajo las siglas 'Juntas sí se puede'. ¿Error o plan b? «Jefe (emoji de corazón morado) te quiero mucho». Este fin de semana, Irene Montero rompía así, vía Twitter, su silencio sobre los vetos de Yolanda Díaz. Montero publicaba esa frase comentando un tuit de Pablo Echenique en el que dejaba claro que él también era uno de los defenestrados por Díaz.

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Se dice que la política es capaz de sacar lo peor de la condición humana. El espectáculo ofrecido por los aspirantes a no perder el suculento salario del escaño parece hecho a medida de esa máxima. El objetivo es no caerse de los puestos de salida de las listas para las elecciones generales al grito de «San para mí, pan para mí, que los santos no comen». Evidentemente, tienen una fama que mantener.

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