Superdomingo

La final de la Liga Nacional de Fútbol Americano es un acontecimiento planetario. Las entradas, pese a que cuestan miles de euros, se agotan rápidamente. Y en la reventa se especula con ellas hasta alcanzar unas cifras de infarto. Solo son unas decenas de miles ... de personas las que pueden asistir en directo al estadio y son millones los espectadores que siguen el show deportivo y musical durante horas. El espectáculo electoral del 28 de mayo no reunirá a esa multitud aunque no será por la expectación que se ha depositado sobre el resultado. Un interés que se proyecta más en los medios de comunicación que en la propia calle que es donde se tiene la última palabra. El próximo domingo será un superdomingo. Una jornada en la que se cumplirán o no los. pronósticos de un sinfín de gurús y opinólogos que venden sus predicciones como hechos consumados. Si ya es difícil para los meteorólogos, con los datos minuto a minuto del Meteosat, vaticinar el grado de virulencia de los fenómenos adversos así como la zona geográfica exacta en la que golpearán, emitir veredictos sobre lo que hipotéticamente va a elegir alguien, que no sabe ni qué comerá mañana, resulta cuanto menos osado. En cualquier caso, desde las propias empresas demoscópicas, que han echado el resto, se empeñan en remarcar que sus conclusiones no son profecías. Son el resultado de un trabajo que plasma las probabilidades de los partidos y sus candidatos en un momento concreto. Es el latido de un instante previo al instante decisivo. Y lo que sucede entre esa fase preliminar y la crucial puede cambiarlo todo. Hay muchos ciudadanos que se están pensando a quién dan su confianza o, peor aún, otros tantos que no piensan dársela a nadie. La brecha de la desafección y el desapego hacia los políticos se mide en esta convocatoria en la que la movilización será una de las claves. El impacto real de los indecisos y los abstencionistas se mueve en unos márgenes indefinidos en esa foto fija de los sondeos realizados con unas miles de entrevistas. Estos dos perfiles pueden determinarlo todo en la Comunitat Valenciana, el foco al que se dirigen la mayoría de las miradas. El protagonismo de Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo ha alimentado una conexión de estos comicios autonómicos y municipales como antesala de unos generales. Una suerte de examen a la gestión del primero y un termómetro para el segundo con las consecuencias que todo ello pueda implicar para uno y otro. Los dos miran a la Generalitat Valenciana y al Ayuntamiento de Valencia. Dos valiosos tesoros cuyo destino podría ser cuestión de un puñado de votos. Muchos interrogantes y cero certezas hasta que llegue la hora del recuento, con la calculadora de pactos en la mano.