Demasiado ruido

Ya entonces alguien comentó en redes sociales que eran holandeses. ¿Será una venganza por cómo los trataron los Tercios? Es imposible ponerle puertas al campo y patrullar de arriba abajo toda la ciudad para que el gentío que invade Valencia se comporte como marca el bando fallero. Pero algo habrá que hacer, desde luego.

Hoy y mañana serán días de balances, de toneladas de basura recogidas, de recuento de daños en el mobiliario, de cenizas limpiadas de las calles. También de las multas impuestas por el mal uso de la pirotecnia en las calles. Pero no es suficiente.

Está claro que en el bando fallero de 2025 habrá que darle una vuelta a esta cuestión. Mejor dicho, el Ayuntamiento tendrá que hacerlo, a la vista de lo que está ocurriendo estos días. Por ejemplo, que pase de recomendación a una prohibición disparar pirotecnia desde las tres a las cinco de la tarde. O alargar el horario de descanso por la noche, que ahora es de unas escuálidas cinco horas y media. Poco.

Defiendo la tradición de la pirotecnia, pero en zonas acotadas y preferentemente por parte de niños. Esas salvajadas que superan los cien decibelios y son capaces de arrancar una mano a cualquier deben ser perseguidas con saña. Tanto los compradores como los vendedores.

Hoy las queman y mañana la ciudad se despertará con hollín en los cruces. Bajarán las persianas de los casales y todo se olvidará hasta el próximo año, aunque estas lecciones, como se suele decir, mejor apuntarlas en una libreta para acordarse dentro de unos meses para no tener que lamentarnos de nuevo.