Pedro, 'El Ausente'

Se esperaba su regreso, o no, no vamos a caer en la ingenuidad, el día del emotivo funeral por las víctimas de la dana, que sí, que mandó un destacamento, usando terminología militar, encabezado por la vicepresidenta del Gobierno, María Jesús Montero, y seguido por el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, y la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, también secretaria general del PSPV, para los más olvidadizos.

Presente también, como lo ha estado en todos los actos, que hay que decirlo, la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, que igual mejor le iría al partido socialista de haberla elegido líder regional, pero, como bien es sabido, en 'democracias internas' de los partidos políticos mejor no meterse. Nótese que las comillas son intencionadas porque la comúnmente conocida elección a dedo no entra dentro de la definición de democracia.

Sin dejar la senda de la lideresa del PSPV ahí sí estará presente el presidente del Gobierno, porque se espera que Pedro Sánchez acuda al Congreso del partido que se celebrará entre el 31 de enero y los días 1 y 2 de febrero, donde ratificará su elección de Diana Morant.

Visitas previstas a la zona 0 de la dana, hasta el momento de preparar este artículo nada se ha hecho público, pero como ahora parece que vuelve el mítico programa televisivo 'Sorpresa, ¡Sorpresa!' nunca se sabe, así que estaremos a la expectativa.

Pero, y no se nos olvide, que también nos tendrán atentos al desarrollo del Congreso, del que pueden salir ciertos cambios en la composición y organigrama del propio PSPV, algo que no puede sorprendernos, o ¿acaso se espera que de la lucha por el liderazgo no fue zanjada en las urnas brille una convivencia pacífica?

Aquí no se viene a oler las nubes sino a hacer política, interna o externa, la batalla es la misma, cuanto menos sillones y más opositores, más feroz es el camino, que la democracia solventa, en mayor medida, y la autoridad impositiva ejercida por el líder acrecienta hasta límites insospechados. A esto se le llama jugar con fuego y todos sabemos lo que puede pasar.