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Qué vergüenza. Qué vergüenza más grande. No se me ocurre otra frase que, no por más veces repetida, perderá fuerza o vigencia. Meriton ha comenzado ... ya la temporada 24/25 en el VCF. Y ha empezado premiando la fidelidad de la temporada pasada en la que la presidenta dijo que el objetivo «era la salvación». Pues el premio al valencianismo que llenó Mestalla cada domingo, que apoyó al equipo del Pipo y subió en número de abonados el verano pasado ha sido... subirles el precio del abono. Con dos... bemoles. No se puede tener menos vergüenza. No se puede ser más miserable. Ya no les voy a pedir que los bajen -que sería lo más razonable en la misma proporción que baja el nivel de la plantilla cada año- porque eso es pedir un imposible. Pero, al menos, congelar los precios como respuesta al apoyo incondicional y decisivo del abonado esta temporada pasada con el equipo.
Pero, claro, eso sería pedir a Meriton que actuara con racionalidad, cordura, empatía y justicia. Términos que no existen en la empresa singapurense. La indecencia e inmoralidad diaria sí son moneda de cambio en la bolsa de Singapur. Y, lo que es peor, actúan sin pudor ni rubor pese a saber perfectamente lo que están haciendo. Porque el valencianismo es el único que no responde a la tercera ley de Newton; esa que dice que 'para toda acción hay una reacción'. No en el caso que nos ocupa. Meriton sabe que, aunque suba los pases o los queme en hoguera pública, aquí no va a pasar nada. La gente va a seguir renovando porque ha elegido separar a los de Singapur de los del césped. Separar al equipo de fútbol de la S.A. Y eso -que dignifica el corazón valencianista- hace todavía más sucia la maniobra de Meriton. Una treta interesada, oportunista y perfectamente calculada; aprovecharse del sentimiento de las personas.
¿La única solución ante eso? Tan sencilla como imposible; que nadie renueve el pase. Si Meriton se encontrara con cero euros -es un decir lo del cero, ya me entienden- en renovación de abonos les entraría el canguelo automáticamente. Y verían qué pronto bajaban los abonos. Porque las malas personas se aprovechan de uno hasta que ese uno se cansa y te manda a donde ustedes ya saben. Es como la política; yo hago lo que me da la gana con tus impuestos hasta que todo el mundo sale a la calle a protestar por lo que estoy haciendo. Y entonces cambiamos todo a la carrera. Pero ya sabemos que aquí eso no va a pasar. El valencianismo renovará el pase cabreado una vez más con los de Singapur... pero renovará. Así son las buenas gentes de este lugar frente al ejercito de destrucción del otro lado de la acera. Por cierto, hablando del otro lado de la acera ¿Qué tal el management local? ¿Algún comentario a la subida de precios al público local? O seguimos calladitos y cobrando a fin de mes mientras les cobramos el final de mes a unos cuantos miles de valencianistas?
Ingenuo de mi; qué les vamos a pedir a los profesionales de la genuflexión que aquí tenemos si ni siquiera son capaces de cerrar en tiempo y forma las peticiones de Baraja -el tipo más importante hoy a cuidar por Meriton- una semana después de reunirse con él. Pero es que en esto ocurre como con los abonos; el Pipo es valencianista y su amor por el club es más grande que sus enfados ante la indecencia. ¿O ustedes creen que Baraja es feliz con Meriton? Pero quiere estar en su club. Y de eso se aprovechan. Igual que de la gente para subirles el abono. Lo dicho; qué vergüenza y qué indecencia.
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