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Espero que la muerte venga tarde a visitarme, como todo el mundo, entre otras cosas porque siempre he pensado que los galenos de hoy en ... día, y el sistema que los sustenta, eran fiables y eficientes. Pero resulta que hace un rato me llegó un mensaje recordándome una cita para unas pruebas de una dolencia (potencialmente grave, cero dramas) que había solicitado, y olvidado, tras acudir a regañadientes al centro de salud para hablar del tema con una señora, bastante antipática, hace nada menos que dos años. Que ya podría estar criando malvas bajo una melancólica figura de de piedra con hiedras otoñales. He de reconocer que al recibir la llamada, previa al sms de confirmación, de un hombre con voz neutra y mecánica, se quebró un poco mi fe en la sanidad pública. Me parece mucho tiempo de demora, eso que me tengo por paciente, en el doble sentido, para que ahora, encima, me vengan con prisas. Mañana y sea usted puntual. No te jode. tardas dos años para venirme ahora con premuras, cuando el mal que presuntamente me afecta, si fuera grave (no lo parece, pero nunca se sabe) ya hubiera dado con mis huesos en algún horripilante crematorio. Pero voy a ir a ver qué sale de las pruebas. Por las malas, para hacer gasto. Dado que sigo vivo después de tanto tiempo y para comprobar que el sistema sanitario público está más jodido que yo (que me encuentro magníficamente) mientras escucho lo que me tengan que decir y me hago el ofendido a la mínima ocasión en la que me apremien con un plazo o un horario. Porque llego a la cita cargado de ira por el retraso, molesto por la mala gestión de los asuntos médicos y decepcionado porque nunca pensé que esto pasara en un país civilizado como el nuestro. O lo que sea.
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