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La mano de Rovellet
Apariciones

La mano de Rovellet

Sólo los más grandes gozan del privilegio de alcanzar la perfección sin resultar heridos

Txema Rodríguez

Valencia

Viernes, 24 de enero 2025, 23:41

Las manos de los jugadores de pelota valenciana suelen ser un registro de las marcas de golpes y fracturas que han sufrido a lo largo ... de su carrera en los trinquetes, en los que resulta fácil quebrarse un dedo contra una pared. Las manos de Paco Genovés parecían garras retorcidas por el fuego, la de Tonín, Rovellet, que se fue el otro día al olimpo, eran delicadas y suaves. Y eso que jugaba con una escasa protección y, a menudo, sin ella. Eso fue en su época de esplendor, los años 50 y 60, que ha llovido mucho desde entonces, pero él era un tipo tan elegante y sobrado de estilo, como son los grandes, que hacía fácil lo difícil y lo lograba sin ensuciarse ni romperse nada. Ese don que sólo está al alcance de los elegidos, gente que logra alcanzar la perfección sin despeinarse hasta ser personajes históricos, incluso de pasar a la historia, aunque se muevan en mundos pequeños, lejos del esplendor del que gozan muchos otros que con méritos muy menores reciben atención, dinero y reconocimiento. Desde hace mucho me atrajo este deporte incomprendido por eso, por hacerse fuerte en la debilidad y en la decadencia. Por un lado sientes pena al ver cómo la sociedad ignora la belleza de este juego y, por otro, la satisfacción de pertenecer, aunque sea de lejos, como espectador a menudo, muchas menos veces de las que quisiera, a esta extraña familia de amantes del único deporte en el que la victoria no siempre es lo más importante. Con Rovellet desaparece una parte importante de este deporte grande y pequeño a la vez para el que todos tienen soluciones pero ninguno ofrece remedios y al que deseo siempre lo mejor porque me acogió hace mucho como siempre acoge a todos quienes se acercan a él, con una mano tendida y cariñosa.

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