Frío social
VICENTA RODRÍGUEZSECRETARIA AUTONÓMICA DE ESCUELAS CATÓLICAS
Lunes, 6 de marzo 2023, 00:29
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VICENTA RODRÍGUEZSECRETARIA AUTONÓMICA DE ESCUELAS CATÓLICAS
Lunes, 6 de marzo 2023, 00:29
Estos días nos ataca el frío y nuestro cuerpo enferma y le bajan las defensas, que exigen quedarse en cama, calentitos y recuperando las fuerzas. ... Hay otros fríos, además del climatológico.
Manos frías de niños a los que les falta el calor de los guantes familiares, dedos que se endurecen por el abuso de las pantallas táctiles. Adolescentes que se acurrucan en la capucha de la sudadera, quieren ocultar sus rostros, escondidos por el frío y porque les quedan reminiscencias de la pandemia y las mascarillas, que guardaban los cambios físicos y hormonales.
Encontramos de esta forma casas que están gélidas, donde falta temperatura de hogar, familias que se deshacen como la nieve, dejando a su alrededor un charco del sufrimiento de divorcios dolorosos y violencia doméstica.
Nuestros yayos, ponen el brasero en la mesa camilla, porque les gusta que el ambiente cálido les acune mientras duermen la siesta del telediario; y con tres vueltas de bufanda se van a echar la partida al billar o a las cartas, para acalorarse con el juego, mientras el frío de la sociedad tecnológica y deshumanizada hace estragos en la población sin amistades.
Y en las aceras, caminan jóvenes de pies fríos y tobillos helados, porque la moda impone que lleven calcetines cortos, a la altura de las zapatillas. Dejan que el constipado les invada por las extremidades, antes que contradecir al imperio de la vestimenta.
Para soportar las bajas temperaturas, los mercadillos de los barrios, ofrecen prendas térmicas a buen precio, los tejidos, hijos del plástico y nietos del poliéster, envuelven los huesos y abrazan el cuerpo, para que no pierdan el calor. En estos tiempos de tanta ecología, se han olvidado de la calidez de la lana.
Nos duelen las miradas que hielan la vida, las palabras que provocan témpanos en el corazón, gestos de frialdad que dejan yertas las relaciones. Queremos poner calor humano en las escuelas, para que no se congele ninguna infancia, para que ningún estudiante abandone esta tierra sin despedirse. Estamos los docentes preocupados, por los que patinan en los helados lagos de los desprecios, atentos para que no cruja el cristal de sus emociones.
Ante la cercanía de las fallas, queremos arrojar a las llamas, todos los fríos que amenazan a los seres humanos, para que la calidez de la fiesta, acerque los corazones y el fuego del amor y la solidaridad, no deje nunca a nadie en el invierno de la exclusión social.
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