José Antonio Marina acaba de publicar su último libro ('Historia universal de las soluciones. En busca del talento político'). Cita a Popper («La vida consiste ... en resolver problemas») en su empeño por construir una Academia del Talento Político donde tanto los gobernados como los gobernantes podrían instruirse para facilitar un modo de hacer política que tuviera como fundamento la Ética, a la que denomina la Gran Política. Con ese fin, Marina fundamenta los principios de funcionamiento de todo Estado que aspira a ser eficaz (resolver los problemas de los ciudadanos), teniendo como horizonte el respeto de los derechos humanos y como fundamento las enseñanzas de la Historia. Pues en efecto, «a su luz pueden comprenderse los fracasos [de la política], que son el resultado de no haber identificado bien los problemas, de haberlos planteado mal o de no haber encontrado la buena solución».
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Marina tiene claro que no todos los problemas son del todo solucionables porque su resolución deja cabos sueltos, es decir, efectos colaterales negativos; por ello se trata de adoptar una postura pragmática, buscando siempre la acción política más justa, en la que la mayor cantidad posible de ciudadanos vean respetados sus derechos fundamentales y, por ello, su mayor grado de felicidad personal o subjetiva. Además de las enseñanzas de la Historia, Marina establece otro criterio para saber si una solución propuesta es o no la más justa: es el llamado 'velo de la ignorancia', una metáfora propuesta por el filósofo John Rawls, que nos pide que juzguemos una decisión sin saber si vamos a ser o no un miembro de la categoría más frágil. Imaginemos que se ha de decidir si las personas sin recursos tienen derecho o no a ser atendidas por el sistema de salud público, y que nosotros -cegados por el velo de la ignorancia- no supiéramos si íbamos a formar parte de los desfavorecidos. ¿Cuál sería nuestra opinión al respecto?
He leído con mucho provecho el libro, pero al final te das cuenta de que con la política pasa lo mismo que con otros campos donde se concreta el arte de gobernar: hace tiempo que sabemos las soluciones, lo que falta es la voluntad de implantarlas. La Academia del Talento Político que ha desarrollado Marina sería un excelente manual para todo aspirante a un cargo público, pero -como él mismo advierte-, la política también la hacen los ciudadanos, lo que en la práctica supone que un buen político precisa de una sociedad cultivada para poder prosperar. Y desde que existe la sociedad, el lado irracional de las personas es tal que prevalecen con mucha frecuencia el egoísmo y los odios de la tribu sobre cualquier programa de estudios. Solo vean las noticias cualquier día.
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