Se cumple este mes de abril 25 años de la muerte del dramaturgo Antonio Buero Vallejo. Su obra más célebre fue la primera que estrenó ... en 1949, 'Historia de una escalera', que le supuso obtener el premio Lope de Vega y que hace solo unos pocos días ha terminado de representarse, en una nueva adaptación, en el teatro Español de Madrid, el mismo en el que se estrenó hace más de 75 años. A ella le siguieron, a lo largo de cinco décadas, otras muchas, como 'El sueño de la razón', 'Las meninas', 'El tragaluz' o 'La fundación'. Dada mi edad, aún me dio tiempo de ver dos o tres de sus últimas obras, así como la reposición de algunas de sus primeras, y he de decir que siempre salí del teatro reconfortado en lo anímico y pensativo en lo intelectual, pues Buero escribía tragedias, pero les otorgaba siempre un fondo de esperanza en el futuro del ser humano.
Cuando era un joven espectador de su teatro sabía bien su pasado, ya que nunca fue un secreto, y a la admiración por sus obras sumé la apreciación por su persona. Buero había militado en el Partido Comunista antes de la Guerra Civil, y se ocupó durante la contienda de proteger el patrimonio artístico de los destrozos de la contienda pero también de los fanáticos republicanos, que destrozaban obras de arte en su saqueo indiscriminado de iglesias y monasterios. Al finalizar la contienda un consejo de guerra lo condenó a muerte, pena que fue conmutada por 30 años de reclusión, que finalmente fue saldada con seis años de encarcelamiento.
Sin embargo, Buero nunca hizo alusión a su pasado de represión, nunca se otorgó el papel de víctima en el afán de obtener réditos una vez llegó la democracia, simplemente se dedicó a plasmar su visión de la existencia donde, curiosamente, la presencia de lo espiritual cobraba un gran protagonismo, porque su realismo en la crítica social siempre estuvo impregnado de lirismo, la tragedia cotidiana de sus obras elevada mediante un componente simbólico poderoso. En el actual clima político que vivimos, donde parece que el derecho de exigir mejoras y reconocimiento pasa necesariamente por reivindicarse como víctima, por espolear viejas rencillas y mostrarse ignorante ante el gran logro de convivencia que fue la Transición, Buero Vallejo fue un ejemplo de aquellos tiempos, un hombre con un tremendo pasado que siempre miraba hacia adelante en búsqueda de una sociedad más justa y bondadosa con la persona que, por el mero hecho de serla, ha de enfrentarse a la innata fragilidad que la conforma, a los tremendos retos que supone vivir con dignidad. Este aniversario no solo ha de servir para recordar su teatro, plenamente vigente, sino también para reivindicar su estatura cívica.
El aniversario no solo ha de servir para recordar su teatro sino para reivindicar su estatura cívica
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