Pavel Durov es el dueño de Telegram, una red social que supera a X, antes Twitter. Es noticia porque ha sido detenido en Francia, por no prestar colaboración a las autoridades judiciales que investigan crímenes cuyo esclarecimiento exigiría de Durov que permitiera el acceso de ... los datos de sus usuarios a la justicia francesa. Este se ha negado, afirmando que la libertad de expresión es un valor universal que no debe ser nunca puesto en entredicho. Durov es, como Elon Musk y Mark Zuckerberg, un personaje característico de la elite empresarial de la sociedad digital del siglo XXI: inteligente, ambicioso, creativo, pero también, como el primero de aquellos, con una peligrosa deriva hacia el narcisismo 'libertario', entendiendo por esto la creencia de que los valores que uno encarna están por encima de las leyes o los derechos de la gente a recibir una información fiable o ser tratada con respeto.

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Durov salió de Rusia (para instalar su compañía en Dubái) porque no quería abrir sus archivos a la policía rusa, razón por la que se jacta de que ahora no va a hacer algo diferente ante la petición de la justicia francesa. Pero no es lo mismo negarse a dar información a un gobierno dictatorial para que controle a sus opositores que proteger a terroristas, traficantes de toda ralea y otros criminales que campan a sus anchas en Telegram. La idea de que la libertad de expresión es un valor por encima de cualquier otro no la secunda, con razón, ningún pensador serio en todo el mundo, pues si así fuera oiríamos todos los días a negadores del Holocausto y multitud de profetas del odio y la injuria, lo que por desgracia ya sucede a pesar de las leyes existentes.

El narcisismo de Durov y su talante libertario se aprecia en un hecho de su biografía que publicó (contrastando las fuentes) el New York Times: «En 2013, manejaba un Mercedes en San Petersburgo cuando atropelló a un policía ruso, mientras huía de un control de tráfico después de conducir por la acera para evitar un atasco (...) Luego del incidente, Durov escribió en su página de Vkontakte: 'Cuando atropellas a un policía, es importante adelantar y retroceder para que salga toda la pulpa'». A pesar de que siempre han existido sujetos poderosos con fortunas fabulosas y un enorme poder de influencia sobre los gobiernos (como William Randolph Hearst, dueño de docenas de cabeceras de periódicos y emisoras de radio, 'creador' de la guerra hispano-estadounidense), lo cierto es que los Musk y Durov son de otra liga, acorde a la realidad global en la que vivimos, donde los beneficios obtenidos por estas empresas son tan disparatados que caen en lo ridículo. Esta gente hoy controla buena parte del mundo.

Que la libertad de expresión es un valor por encima de cualquier otro no lo secunda ningún pensador serio

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