Día Cero

También se ocupa de los que difunden mentiras y bulos gracias a su gran influencia en millones de personas, sin que les mueva otro afán que el hacerse populares y multimillonarios. Uno no puede sino acordarse del inefable Alex Jones, el cual se hizo de oro difundiendo la asombrosa y cruel historia de que el asesinato múltiple de 20 niños y seis profesores en la escuela elemental Sandy Hook (2012) en New Haven, cometido por Adam Lanza, no era sino una 'representación teatral' montada por el gobierno federal para promover el rechazo de la población a la libre venta de armas de fuego. Aunque Jones fue condenado a pagar una cifra colosal en concepto de indemnización a las familias calumniadas (ya que, según él, esos padres no eran sino actores interpretando un papel), es innegable que el sufrimiento que causó a aquellos, ya desolados por el asesinato de sus hijos, no se podía cuantificar solo en dinero.

'Día Cero', en suma, encierra un fuerte mensaje. Los parlamentos y órganos de gobierno deberían ser capaces de detectar a quienes intentan derribar el imperio de la ley desde dentro y en la medida de lo posible, fomentar la transparencia para evitar que los corruptos y embaucadores emponzoñen la vida pública. El caso de España es muy delicado, porque nuestro país no para de bajar en el ranking mundial de gobiernos que facilitan la transparencia. Y en cuanto a la propia capacidad del sistema -en sus diferentes gobiernos- de crear comisiones de investigación que lleguen al fondo del asunto de los desmanes acaecidos en su seno o bajo su influencia, y que aporten correcciones y mejoras para que no se repitan, mejor no hablar. Lo estamos viendo ahora en directo con el caso de la dana (¿pero dónde estaba Mazón?). ¿Pero y antes con el célebre caso del ERE de Andalucía? ¿Y el affaire Koldo/Ábalos? Solo la justicia nos puede salvar, el propio sistema se defiende de todo escrutinio. Y así, no tiene legitimidad para acallar a los farsantes de las noticias.