El caso de Dominique Pélicot

Tenía mucho interés en escuchar lo que tenía que declarar el acusado, y finalmente declaró el pasado miércoles. En resumen, lo más importante que dijo fue lo siguiente. Que no sabe por qué hizo las fotos a su hija, pero que nunca abusó de ella. Que todos los que aprovecharon la invitación a violar a su mujer sabían perfectamente a lo que iban, ya que él les había explicado que ella estaba drogada y no se iba a enterar de nada, lo que echa por la tierra la defensa de aquellos consistente en asegurar que pensaban que todo era un juego consentido por el matrimonio. Y finalmente, que actuó de este modo porque fue abusado de niño y eso le provocó un trauma que le afectó en su desarrollo sexual, lo que le convirtió en un adicto al sexo pervertido. Por supuesto, se ha mostrado muy arrepentido y ha pedido el perdón de su mujer y sus hijos aunque sabe que «lo que he hecho es imperdonable».

En el fondo de esta explicación final está la idea de que ha querido a su familia y, dicho brevemente, solo su 'enfermedad` es la responsable de que hiciera algo así. ¿Hemos de creerle? Encontré decepcionante esta justificación, por manida y ramplona. En los anales del crimen la excusa de los agravios sufridos de niño se ha empleado hasta la extenuación en todos los tribunales de justicia del mundo. No es que sea mentira que notorios criminales seriales han sufrido abusos en su infancia, pero sí lo es que eso sea causa suficiente para explicar un comportamiento tan deleznable o para anular su capacidad de tomar decisiones libremente. Por ello tales alegatos no son recogidos, salvo excepciones (por ejemplo, que el abuso haya afectado el funcionamiento normal del cerebro) como circunstancias atenuantes de la pena. Yo no creo que este hombre quisiera nunca a su mujer o a sus hijos. La suerte es que su fantasía no incluyó el homicidio.