Aemet confirma el regreso de las lluvias a la Comunitat y activa dos avisos amarillos

En la misma edición de LP de este miércoles se podían leer dos noticias de signo antagónico que representan en realidad dos visiones, la del ... pasado y la del presente; o si se prefiere, la Valencia de los que han hecho ya su vida y han tenido la fortuna de cosechar para vivir una jubilación tranquila, y la de quienes están ahora abriéndose camino. De la primera se hizo eco Jaime Lita y es la proclamación de Valencia como la mejor ciudad para que los extranjeros jubilados se asienten por parte de la revista Forbes, un icono de la prensa que contabiliza el lujo, las inversiones y el color del dinero en todas sus manifestaciones. Las razones que esgrime nos son conocidas: su clima, sus playas, su gastronomía, una oferta cultural que incluye las Fallas como gran atractivo... si bien otros elogios nos parecen un poco excesivos, como señalar que la sanidad pública es «inmejorable», sobre todo si reparamos en que no muy lejos aparecía el titular siguiente: «Las infecciones respiratorias dejan a más de cien personas a la espera de cama en los hospitales de Valencia».

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Pero digamos que Forbes está bien informado, y que alguien con 2.500 dólares al mes puede vivir muy bien en Valencia... si cuenta, eso sí, con una residencia o con el dinero suficiente para adquirirla, porque este es el asunto que ocupaba la segunda noticia que destaqué: el feroz incremento de los precios de la vivienda en 2024. Ustedes leen todos los días sobre este problema, que no solo afecta a Valencia o España sino a otras muchas ciudades del mundo. Esta segunda noticia es la mirada despiadada del mercado sobre quien no cuenta con una cartera abultada para satisfacerla, es decir, la gran mayoría de los jóvenes-adultos de nuestra admirada Valencia. La solución será irse a los pueblos, pero no a los cercanos, sino bien lejos, donde el alquiler no resulte un atentado contra el sentido común. En su artículo Elisabeth Rodríguez titulaba: «La sangría del alquiler: de 817 euros al mes a 1.598 en sólo un año en Valencia», y Nacho Ortega daba cuenta de los aumentos habidos en la compra de las viviendas de 2023 a 2024: con un intervalo entre el 10 y 40%, resulta ya casi imposible comprar un piso nuevo de 90 metros por menos de 450.000 euros. Es una misma Valencia, pero vista desde dos miradores de la vida diferentes: el de quien conoció una época más humana donde se podía vivir y prosperar dignamente con el trabajo arduo, y el de quien se ha encontrado que el progreso era una idea engañosa, sujeta a lo que dictaran los mercados, sin importar otros valores. Una ciudad que expulsa a lo que antes era la clase media es una pobre ciudad para vivir, me da igual lo que escriba Forbes.

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