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Los graves disturbios recientes acaecidos en más de quince ciudades de Irlanda del Norte e Inglaterra en contra de la inmigración han de provocar una ... reflexión profunda no solo en el Reino Unido, sino en toda Europa. Sabemos que el destrozo y saqueo de tiendas, incendios de coches y vandalismo ha indignado a los propios británicos, que no acaban de comprender cuál es el beneficio de arrasar sus pueblos y ciudades. Y que el motivo de la ola de violencia fue la propagación de un bulo acerca del origen del joven que asesinó a tres niñas que participaban en una actividad musical a ritmo de las canciones de Taylor Swift. La noticia falsa decía que aquel era un inmigrante, cuando finalmente se supo que el joven había nacido en Inglaterra, de padres ruandeses (las autoridades se niegan a dar información cuando el acusado es un menor de edad).
La cuestión es que la inmigración es uno de los grandes temas que vertebran la política del mundo actual, y los partidos políticos nacionalistas-supremacistas y de extrema derecha lo saben. El punto fuerte de Trump en su campaña actual es devolver a todos los inmigrantes ilegales a la frontera y que se busquen la vida. Los neonazis de Alemania ya hace tiempo que cargan en esta cuestión casi toda su artillería. Y ya saben que los no catalanes son de segunda clase para los independentistas. En nuestra tierra Vox ha roto los pactos de gobierno por el reparto de unos pocos menores. Sin embargo, eso es pinchar en hueso: somos tierra de acogida, y muy mal tienen que ir las cosas para que este asunto constituya un tema determinante en unas elecciones.
¿Qué tiene la inmigración que suscita tanto sofoco político? Desde el inicio del homo sapiens la relación entre pueblos diferentes (para cooperar o para guerrear) ha sido el eje de su evolución, lo que se inició con el trato con especies diferentes (como los neandertales). La etnia ayudó a definir la tribu con la que nos identificamos, y cuando se disputaba la comida o el territorio para vivir, si fracasaba la cooperación, definía a los contendientes: el enemigo como el 'otro', el impuro, el malvado. Con el desarrollo de la propiedad y los feudos primero y luego naciones la lucha entre etnias o culturas se hizo universal por el control del poder que da la supremacía. En los Juegos Olímpicos veo multitud de nombres africanos y asiáticos representando a países europeos. Europa se muere de vieja, no nacen niños. Comprendo que la inmigración descontrolada no beneficia a nadie, pero volver a la ideología del 'otro' como el enemigo sigue siendo efectivo para apiñarse en la tribu: el odio sobre el pensamiento es una receta que no falla en quienes ni saben de historia ni les preocupa.
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