Un joven prometedor

La Policía Nacional investiga otra agresión sexual acontecida hace un mes a un kilómetro de distancia con el mismo modus operandi: mujer en el decenio de los treinta, que entraba de madrugada un domingo en su portal, también atacada por detrás de modo sorpresivo. La policía tomó muestras biológicas, así que será el ADN quien confirme o niegue si el detenido es el autor también de esa agresión previa. Que los padres del menor, ante la llamada de la Policía Nacional, desconocieran que su hijo estaba en la calle en esas horas (pensaban que estaba durmiendo en su cuarto), nos permite saber de qué modo escapaba del control paterno.

La fiscalía no ha pedido medidas cautelares porque la identificación de la víctima no ha sido concluyente dado que el agresor llevaba la cara cubierta por un pasamontañas, además de que este negara en todo momento haber cometido el hecho. Pero la Policía Local lo detuvo cerca del lugar donde se cometió la agresión, y parece que la ropa descrita por la mujer coincide con la que llevaba. Por otra parte, entiendo que el fiscal debe pensar que, con esa edad, su presencia en el proceso y (si lo hubiere) juicio penal está garantizado. Igualmente, entiendo que la fiscalía asumió que los padres serían más diligentes, con lo que no existía un riesgo significativo de que cometiera una nueva agresión. No obstante, comprendo que el ciudadano se quede perplejo. Es verdad que la presunción de inocencia la tiene este menor como cualquier persona, pero en la mente de todos está el hecho de que quizás se podría haber enviado un mensaje más firme ante un menor que puede ser muy peligroso, quizás una medida cautelar de libertad vigilada. Lo que sí echo en falta es que Fiscalía explique ante la sociedad su decisión. Pero en nuestra cultura eso no es habitual; cabría pensar que sería bueno cambiar esa costumbre. La justicia incomprendida no favorece a nadie. Porque el joven que cometió este delito sin duda promete.