A Netanyahu se le ha ido la olla. Desde el cobarde ataque de Hamás, le está haciendo el juego a la organización terrorista. Ni en ... sus mejores sueños podría esta imaginar que se iba a convertir en unos pocos meses en un adalid de la 'causa de la libertad' frente a la tiranía del régimen israelí. Es increíble la torpeza y la cerrazón mental de algunos políticos, todo lo cual es mucho más grave si además se relaciona lo anterior con una mentalidad ajena a la empatía y ciega ante la realidad. Cualquiera sabe que Israel no va a poder erradicar a Hamás, salvo que extermine a todo el mundo, y en la actualidad eso es algo que no se puede hacer. Hace meses dijo Netanyahu que no se podía acabar con el enemigo sin que existieran bajas civiles, y eso, por desgracia es cierto. Pero el umbral de lo aceptable ha cambiado mucho desde la Segunda Guerra Mundial, cuando todos veían muy bien que se bombardeara de manera inmisericorde ciudades y pueblos del país enemigo. Eso ya no se puede hacer en el siglo XXI, y si se hace, habrá consecuencias.
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No lo digo yo; lo dice mucha gente poco sospechosa de antisemitismo, como el exministro de exteriores de Israel y anterior embajador de España, Shlomo Ben Ami, en declaraciones a Radio Nacional: Israel ya abrió la puerta a la solución de los dos estados hace mucho tiempo, pero por diferentes razones los extremistas de ambos bandos siempre consiguieron frustrar el logro de una paz duradera. Y qué duda cabe que a Hamás no le interesa esta solución ni ninguna otra que no sea el delirio de que desaparezca Israel del mapa. No nos engañemos: Hamás quería dinamitar todo esfuerzo de disensión, y para ello es el primero que ha sacrificado a su pueblo; le importa muy poco que mueran todos estos miles, puesto que eran conscientes de que alguien como Netanyahu (un antiliberal que intentó amordazar al poder judicial) iba a arrasar con todo.
Luego es perfectamente lógico concluir que el primer ministro israelí ha mordido el anzuelo, y el resultado es que un grupo fundamentalista (las mujeres bien ocultas en sus casas) y terrorista es aclamado por las masas volátiles y facilonas como símbolo de la libertad de los pueblos oprimidos. No se puede matar a miles de inocentes, muchos de ellos niños, y pensar que el mundo lo va a dejar pasar. El brutal atentado de Hamás merecía una respuesta al nivel del agravio pero inteligente; en cambio, la violencia israelí desaforada (que incluye a los cocineros de José Andrés) está dejando una herencia en la nación israelí de infamia y tendrá consecuencias durante muchos años. Una vez más: qué lástima de líderes, qué daño hacen. Hay que acabar con Hamás, pero no a costa de hipotecar el futuro de tu propio país.
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