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Si quieren entender lo que está pasando en los Estados Unidos vean la estupenda serie de Netflix 'Érase una vez en el Oeste', cuyo título ... original inglés es mucho más descriptivo de su contenido: 'América Primitiva', esto es, antes de que imperara ley alguna, donde la supervivencia se jugaba mediante la astucia y la feroz violencia (les aviso que tiene escenas de gran crudeza, eso sí, pero su factura cinematográfica es extraordinaria). La película que protagoniza Trump ya la he visto; es esta serie y otras muchas ficciones que nos ha regulado Hollywood a lo largo de su historia. Quien tiene el poder tiene la razón, domina por consiguiente el discurso, y tiene la potestad de convertir profundas mentiras en verdades incontestables («gané las elecciones de 2020») y, como todo autócrata que se precie, amenaza con los castigos del infierno a todos los que se opusieron a él en la presidencia previa y, sobre todo, a los que él identifica como enemigos mortales de la 'auténtica América' en la que acaba de inaugurar, quienes son, básicamente, todas las personas que creen que hay principios morales que deben regir la vida pública.
España por ahora solo ha recibido una bofetada simbólica al ser considerado uno de los países 'pobretones' a los que subir los aranceles a la estratosfera (lo que motivó una tímida respuesta del Gobierno, no sea que se enoje la fiera), pero sus primeras órdenes ejecutivas van en la dirección esperada: los Estados Unidos son los que mandan, y ay de quiénes se le opongan; ese sería el resumen. ¿Quieren saber lo que más me entristece? El descenso moral de un país que dio su sangre dos veces por Europa y que supuso la piedra fundamental en la contención del comunismo de la posguerra. Que este hombre que predica el odio como fuerza conjuntiva y que solo viva para alimentar su ego y su poder se erija en un defensor del cristianismo me saca de quicio.
Repito que esta película ya la he visto: surge el mesías y todos van a postrarse a sus pies; es el nuevo faro de la 'democracia', y los políticos españoles que ahora le rinden pleitesía llegará un día en que lo lamentarán. Él y su cohorte de mega-ricos van a salvar al mundo imponiendo una 'pax romana'. Yo, por mi parte, me lo voy a tomar con filosofía. Incluso puedo ver el lado cómico del asunto a todo este carnaval del horror. ¿El canal de Panamá? ¡Que se lo lleven! ¿Qué se prohíben las vacunas? Pues allá ellos. ¿Qué ahora el Golfo de México se llama de 'América'? Fenomenal. ¿Qué la OMS -cuya labor desde la posguerra es extraordinaria- se queda sin dinero? Que se quede. ¿Qué los aranceles quiebran la economía europea? Pues muy bien. Nada dura para siempre; pero es cierto que la historia a veces no sirve para nada
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