No llama mucho la atención, pero lo que sucede en el barrio de Orriols es una buena prueba de fuego para este Ayuntamiento, un marrón ... heredado del anterior, aunque a propósito de estar de nuevo de actualidad los que mandaban pongan la voz en el cielo diciendo que ahora está mucho peor... En realidad, cualquier consistorio de una gran ciudad tiene su propio Orriols, pero en Valencia alcanza singularidad por dos motivos. Primero, porque, aunque tradicionalmente ha sido un barrio que ha presentado una tasa delictiva superior al resto de la ciudad (no solo este barrio, otros también), en los últimos dos años es muy cierto que la situación ha empeorado mucho y, lo que es peor, ante la ineficacia de los políticos para ponerle coto. Segundo, porque en realidad es un barrio pequeño, muy cerca de las rondas que desplazan al ciudadano a grandes zonas de ocio y lugares para vivir más luminosos y modernos.
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¿Por qué es más complicado hacer de un pequeño barrio un sitio 'sostenible' para la vida segura que llenar la ciudad de carriles bicis u organizar un gran evento? No hago demagogia. Sabemos cómo hacer que un barrio como Orriols sea más habitable. No es sencillo, porque requiere de un proyecto que intervenga en muchos ámbitos pero se ha hecho en muchos sitios del mundo. Es una cuestión de prioridades, hay que tener presupuesto que contemple un plan de acción de cinco años... y crear un grupo ejecutivo con expertos, profesionales y vecinos.
Una vecina, entrevistada para este periódico, dijo que «mis hijos tienen 14 y 16 años y no les dejo salir por la noche». La alcaldesa, que se patea el lugar, porque esta mujer da la cara siempre, ha dicho que no va a tirar la toalla, y yo la creo, porque que un barrio de nuestra ciudad se vea achantado por los delincuentes nos lleva en la imaginación a innumerables películas del Oeste, cuando el pueblo espera ansioso que alguien venga a liberarles de los forajidos que campan a sus anchas. Me pregunto cuánto dinero el anterior consistorio derrochó en sus cruzadas ideológicas, un dinero que ahora el actual ayuntamiento debería utilizar para crear un programa de seguridad ciudadana, que atacara de forma integral el problema, como dije antes; porque, aunque la mayor presencia policial es necesaria, sabemos que tal medida funciona a corto plazo, pero no más allá. Un barrio seguro es aquel al que los delincuentes no les gusta visitar ni lo eligen para residir. ¿Cómo hacer para que Orriols sea un barrio menos atractivo para los delincuentes, para que los residentes ganen la convivencia diaria? La buena noticia es que el barrio está cohesionado, y que la alcaldesa se lo ha tomado en serio.
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