Urgente Castellana Properties compra Bonaire por 305 millones de euros

Se cumplen 50 años del estreno de 'El exorcista', una celebración adecuada para estos días de difuntos. La vi con 16 años, y me dejó ... muy asustado, esta es la verdad. Aquella era una época donde las posesiones demoníacas estaban bien presentes en los productos culturales de la época (otros títulos: 'La semilla del diablo; 'La profecía'), en consonancia con un temor extendido (sobre todo) en la sociedad norteamericana sobre la existencia de sectas que cometían crímenes atroces bajo el auspicio del diablo. El demonio sigue siendo muy popular (véase la serie de películas de la saga 'El conjuro' y otras muchas), pero claramente se instalan en el terreno de lo lúdico: si bien es cierto que seguimos teniendo sectas destructivas, el maligno no parece ser su asidero psicológico.

Publicidad

El terror de los años 70 exploraba, con la ayuda de Lucifer, los miedos de una sociedad que todavía lidiaba con la amenaza de la guerra nuclear y que asistía al inicio del despegue vertiginoso de la sociedad de consumo y tecnológica que impera en la actualidad. El demonio venía a recordarnos que, por mucho que avanzáramos en la conquista del mundo y del espacio, seguía existiendo un mal primigenio cuyo combate estaba lejos de ser ganado: la lucha del hombre por salvar su alma, una competencia que estaba fuera de los límites de la medicina, como comprueba la madre en 'El exorcista', muy a su pesar.

Las películas de terror, se ha escrito desde los estudios culturales, son un reflejo simbólico mediante tramas que muchas veces entran en lo fantástico, de los miedos y angustias de la sociedad de su tiempo. Una visión panorámica de las películas (y la literatura) de terror actuales nos revela la profunda inestabilidad del mundo y su futuro: las películas de zombis nos dicen que la hegemonía del ser humano puede ser transitoria; las que presentan apocalipsis ecológicos inciden en la realidad del cambio climático; y todas aquellas que hacen uso de psicópatas asesinos en serie (una tendencia que fue propulsada por el éxito planetario de 'El silencio de los corderos' en los años 90 del pasado siglo) nos señalan con frecuencia la descomposición de la sociedad, que no es capaz de proteger a las víctimas inocentes de los depredadores humanos, lo que pone en cuestión al sistema policial y judicial.

El cine de terror nos divierte asustando, pero también nos ayuda a pensar en el mundo en que vivimos

La inmigración, el cambio climático, el control de los déspotas que siguen esclavizando a su pueblo e inician guerras, la pérdida de las libertades por el uso descontrolado de las nuevas tecnologías... todos estos miedos y otros aparecen recurrentemente en series de televisión de horror. El cine de terror bien hecho nos divierte asustando, pero también nos ayuda a pensar en el mundo en que vivimos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete a Las Provincias: 3 meses por 1€

Publicidad