No quiero exagerar, pero en la Feria del libro de Valencia se vive un ambiente lo más parecido a cómo imagino una sociedad en paz, ... interesada en los asuntos humanos, con ideas quizás muy dispares pero compuesta de personas que reconocen el valor de la palabra, de la reflexión y de la honestidad. En estos días soleados el espectáculo de miles de lectores buscando un libro en particular o simplemente 'echando un vistazo' invita a la sonrisa y a la concordia. Claro está que esa es una fábula, es lo que me gusta imaginar. Sé que los fanáticos y los deshonestos también leen libros, pero creo que la lectura, en general, supone un filtro capaz de dejar atrás lo más denigrante del ser humano. No es casualidad que los tiranos se presten a cercenar con toda rapidez lo que pueden leer y conocer sus ciudadanos sometidos.

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La afición a la lectura es una condición necesaria (pero no suficiente) para el pensamiento exigente. Es necesaria, porque el esfuerzo que exige (y los procesos mentales que se requieren) no puede sustituirse por la actividad que desarrollamos frente a la pantalla del ordenador o (mucho menos) del móvil. No es casualidad que los grandes prebostes de la tecnología digital limiten de modo severo el tiempo que sus vástagos pasan ante el mundo virtual. Sí, es espectacular ver digitalmente la toma de Troya mediante el subterfugio del caballo regalado, pero no, no es lo mismo que leer 'La Ilíada'. Y lo mismo puedo decir de Stephen King: no es lo mismo ver la estupenda película 'Misery' que leer la novela. Saber disfrutar del film es también cultura, qué duda cabe, pero los requisitos intelectuales (y emocionales) que nos permiten disfrutarla no sustituyen a los que nos exige la lectura de la novela.

Porque la novela potencia nuestra imaginación semántica. Y aquellas oraciones y personajes que van surcando nuestras neuronas continuamente la implican en la conformación de mundos posibles, aunque no sean próximos a nuestra realidad cotidiana. Ahora bien, la imaginación no ocurre sola, para 'ver' cómo es realmente la enfermera fanática que tiene amenazado al escritor (en 'Misery') tenemos que comprender el texto, digerirlo, ponerlo en relación con lo que sabemos de la naturaleza humana y extraer conclusiones.

Es espectacular ver digitalmente la toma de Troya, pero no, no es lo mismo que leer 'La Ilíada'

Sé positivamente que hay personas que llevan una vida de provecho y que apenas han leído más libros que los designados en el instituto. No sacralizo la lectura. Ha habido asesinos y tiranos muy leídos. Pero eso no obsta para que la lectura sea una de las más baratas y extraordinarias cosas que podemos hacer para mejorar nuestro tránsito por este mundo. Esos paseos por la Feria del libro son un bálsamo ante lo que nos espera al salir, donde pocos reflexionan lo que dicen.

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