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La contaminación del río Sena ha puesto a prueba diversas competiciones de las Olimpiadas que se celebraban en el río precisamente por su simbología y para demostrar su teórica limpieza. Muchos deportistas han cuestionado la idoneidad de tener que zambullirse en dichas aguas fluviales al ... no tener muy segura su salubridad, y algunos participantes se han quejado por el supuesto mal estado. Especialmente duros han sido en el equipo belga, a raíz de que una de sus deportistas enfermara, en principio a causa de la bacteria 'E. coli', aunque luego ella misma lo desmintió y culpó a un virus que habría pillado por alguna otra vía.
La 'E. coli' es una vieja conocida de las peripecias humanas y su presencia en cualquier masa de agua implica definir su potencial peligrosidad. Por aquí sabemos bastante de ello, puesto que a menudo se suceden noticias sobre cierres de playas tras detectarse dicho bacteria en el agua a la orilla por encima de ciertos niveles que permite la normativa. ¿Y cómo llega hasta el mar? En nuestro caso, a través de las acequias por las que se reparte la escasa agua fluvial que nos queda y que antes de regar los campos y alcanzar la desembocadura pasan por debajo de barriadas y pueblos, donde recogen lo que debería ir en otras direcciones: a las depuradoras para su debido tratamiento, regeneración y reutilización. Por lo que se ve, meta inalcanzable al cien por cien.
En París no tienen acequias, claro; al menos no en el sentido de las nuestras. Pero es evidente que su caudaloso río sigue cumpliendo en cierta medida el papel secular de cloaca, como hicieron siempre los ríos de todo tamaño, y las acequias, que son en definitiva pequeñas particiones de ríos.
Las aguas del Sena estaban en perfectas condiciones, sentenciaron las autoridades francesas, y para demostrarlo, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo (nacida en Cádiz), nadó en el río en días previos a iniciarse los Juegos. Luego ha habido de todo, entre quejas y sospechas, seguramente algunas más exageradas de lo necesario, aunque es notorio que el caudal no presenta una claridad nítida como recién salido del manantial.
Quiere esto decir que en todas partes cuecen habas y que la presencia de 'E. coli' donde no debiera, según las pautas científico-políticas actuales, es más notoria de lo deseado. Porque al final debe ser muy complicado separar completamente las aguas negras de densos ámbitos urbanos para dejar ríos y canales impolutos, como muchos habrán notado más de una vez por los efluvios de ciudades europeas que teníamos como espejos donde mirarnos. Y eso que hacia el norte llueve en abundancia y se diluyen más pipís y popós.
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