En la reciente presentación de su 'Brújula de la competitividad', la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, ha prometido, entre muchas otras cosas, una simplificación de los trámites burocráticos, indicando que tal reducción de la carga será de al menos un 25% ... para las empresas y mayor, hasta del 35%, en el caso de las pymes. Por supuesto se incluye en tan buenos propósitos al sector agroalimentario y a todo lo relacionado con la gestión y los controles de la PAC.

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Días antes, el comisario de Agricultura, el luxemburgués Cristophe Hansen, abundó en lo mismo durante ante los ministros de Agricultura: simplificación burocrática de la PAC. En este caso entró en mayor detalle: próximas medidas para reducir exigencias de condicionalidad; mantener lo que funciona y eliminar lo que entorpece y no reporta nada a cambio; generar un entorno más previsible para los jóvenes, de manera que les resulte atractivo dedicarse al campo o quedarse en él, para frenar el envejecimiento, asegurar el relevo generacional... Ya saben, que Europa se está quedando sin agricultores ni ganaderos; también sin mecánicos, carpinteros, albañiles, transportistas...

O sea que manténganse bien alerta, porque es probable que acaben cayendo más duras. Vamos, que todo esto no es nuevo, se viene repitiendo hasta la saciedad, es un tema recurrente, y la evidencia indica que siempre que se anuncian desde las alturas reducciones de burocracia, ventanillas únicas, simplificación de la PAC..., lo que llega es precisamente los contrario: mayores complicaciones, todo más enrevesado, cargas y trámites duplicados donde se acababa de decir que iban a anularlos o reducirlos. ¿Por qué va a ser ahora la ocasión en que sea cierto lo que dicen?

El ministro portugués de Agricultura, José Manuel Fernandes, es el único que ha tenido valor para cuestionar con total sinceridad lo que se predica en tal sentido, al recordar que cada vez que la Comisión Europea habla de simplificar acaba ocurriendo lo contrario. Así que, alerta todo el mundo, no se confíen y estén ojo avizor. Porque seguro que será cierta tan buena intención, pero se interpone una densa maraña de tecnoestructura que no deja concluir lo que se intenta.

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