Urgente Hallado en el barranco del Poyo el coche de la joven de Cheste desaparecida tras la dana

Una reciente peripecia automovilística de un amigo viene a ilustrar, con las consecuentes reflexiones, lo que es, de momento, la realidad de los coches eléctricos.

Publicidad

Nuestro protagonista es alto responsable en la industria de componentes del automóvil y su actividad se enfoca ahora a la fabricación de vehículos eléctricos, en consonancia con lo que mandan las pautas: electrificación a toda costa. Como cada año, en vísperas de Navidad preparó un recorrido para visitar y felicitar las fiestas a directivos y compañeros que con el tiempo se han hecho amigos. La mayoría de ellos residen y trabajan en Madrid y alrededores, de modo que se le planteó un problema de partida: «Si voy con un coche eléctrico me arriesgo a perder mucho tiempo en recargas de batería; incluso me puedo quedar tirado, dadas las distancias, o debo optar por hacer el viaje en dos jornadas». De modo que, en aras de la rapidez y la eficacia, decidió ir con lo más seguro: su coche diésel.

Y así fue como un profesional que en estos momentos vive del coche eléctrico visitó a otros profesionales del mismo segmento... en un coche convencional, porque era la forma más fiable de desarrollar la jornada según lo previsto y sin sobresaltos.

Ante la dificultad de cargar baterías para no quedarse tirado, optó por hacer el trayecto en su automóvil diésel

La lección es clara: el eléctrico sirve, por ahora, para lo que deparan sus limitaciones de autonomía, escasez de puntos de carga y largo tiempo de parada. Sin embargo, todas las publicaciones especializadas en automovilismo y toda la publicidad de grandes marcas rebosan de novedades rutilantes con el sello de la electrificación total, más alguna concesión, todavía, a los híbridos. De tal manera es así que, según cuenta nuestro protagonista, apenas queda sitio para coches tradicionales, a gasolina o diésel, en los grandes planes y proyectos estratégicos de las compañías que lideran el sector, aunque también reconoce, que a la hora de la verdad, bajo cuerda, a media voz para no quebrantar ortodoxias, se escuchan opiniones de quienes no las tienen todas consigo, no lo acaban de ver claro. Y recuerda lo de Ford, que de momento no va a producir eléctricos en Almussafes, porque no ve las ventas animadas.

Publicidad

Tampoco aparece la ansiada solución definitiva basada en el hidrógeno o en los combustibles sintéticos, más allá de anunciadas esperanzas, proyectos, promesas... Lo eléctrico con baterías manda. Por más que producir hidrógeno es almacenar electricidad. Pero no hay hidrógeno a nuestro alcance. Tampoco profusión de cargadores eléctricos. Ni se ven inversiones para ampliar la red de distribución eléctrica como sería necesario.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Enamórate de LAS PROVINCIAS: suscríbete 12 meses por 12 €

Publicidad